Aunque ya tenemos la primavera a la vuelta de
la esquina, las temperaturas siguen siendo invernales y todavía la actividad de
las carpas es mínima, conllevando una extraordinaria dificultad hacerlas caer
en nuestro engaño.
Pero los pescadores de carpfishing no solo
viven de carpas, y aún es tiempo de aprovechar para la pesca de nuestro querido
barbo, especie insignia de nuestra península, que desgraciadamente está
menguando drásticamente.
Pero siempre queda algún que otro refugio
donde esta especie sigue su andanza evolutiva y no cede terreno a otras más
adaptables que el, haciendo de estos lugares, paraísos para los pescadores de
carpfishing que buscan durante estos largos meses de frío, el deseado trofeo de
un gran comizo.
Realmente, la pesca de este ciprínido en
algunos escenarios es como jugar a la lotería, donde llevas un número que puede
ser premiado pero las posibilidades que salga el tuyo son muy escasas, aunque…
siempre tienes la posibilidad que te toque el premio.
Pero… si sabemos donde tenemos que ir, donde
pescar y que estrategia utilizar, la tarea de conseguir un gran comizo se
vuelve más sencilla. Como hizo el compañero Julián, quien en su última sesión
decidió ir en busca de estos esquivos peces en uno de esos edenes privilegiados
donde la población de barbos aún es bastante buena.
Aquí está la prueba de la excelente sesión que cuajo el compañero tras los colosos, incluso dando buena cuenta de alguna que otra carpa despistada que merodeaba por el cebadero que había preparado atraer a los comizos de este lugar.
Esperamos que pronto puedas repetir una sesión tan productiva como esta última, y que consigas llevar a la moqueta a uno de esos abuelos plateados de los que tanta añoranza sentimos todos.
Enhorabuena Julián.
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