Muy Buenas amigos de
Snowman Carpfishing, nuevamente nos encontramos para premiar vuestra fidelidad
y seguimiento con un nuevo relato, habéis sido participes en anteriores
entradas del Blog de que en las últimas
semanas estamos intentando tentar una especie que nos encanta y la tenemos en
gran estima, el Barbo, para esta nueva salida quisimos seguir con la rutina y
probar suerte en un lugar que hacía varios años que no visitábamos, se trata del
embalse de La Torre de Abraham. Es el de mayor capacidad de la cuenca oriental
del río Guadiana, situado en la provincia de Ciudad Real y sobre el río
Bullaque, proporciona cobijo a diferentes especies como Black bass, Lucio,
Carpa royal, Carpa común o Barbo.
Temprano pusimos rumbo
al lugar el Capi, Miguel Ouh Yeah, Scooby y un servidor, cuando llegamos estaba
comenzando a amanecer, después de unas vueltas visionando el lugar nos
decantamos por una zona cómoda y que veíamos interesante, el tiempo era
bastante desapacible y el aire golpeaba con fuerza aumentando considerablemente
la sensación de frío, no puedo dejar pasar más tiempo para pronunciarme sobre
el vergonzoso estado en el cual encontramos el lugar, a pesar de contar con
miradores y numerosos caminos con presencia de grandes contenedores en todos
ellos, las vistas eran lamentables, mirases donde mirases había basura, latas,
bolsas y cualquier cosa imaginable esparcida por el suelo, es una verdadera
pena ver un sitio tan bonito en esas condiciones y más aún cuando se cuenta con
la comodidad de los contenedores de basura como apuntaba líneas arriba, es sin
duda un punto muy negativo del que no termina de concienciarse la gente y no
nos deja en muy buen lugar, ansiamos que algún día volteemos la situación y dicho
lo cual, recogimos todo lo que pudimos de nuestro puesto para dejarlo
mínimamente transitable y desprovisto de suciedad.
Como la zona era nueva
para nosotros y desconocíamos sus características nos dispusimos a sondear
diferentes puntos a conciencia, es importante conocer el escenario en el cual
pescas, cosas que en un principio no puedes darle importancia pueden terminar
marcando la diferencia entre un día productivo y otro que no, por ello nunca
está de más conocer el tipo de fondo que tenemos, la profundidad, posibles
atranques etc, una vez terminada esta tarea y teniendo claros los puntos a
tentar solo restaba cebar la zona, maíz, mezcla de pellets y tacos remojados
fueron los elementos escogidos.
Una vez estaba el
puesto debidamente cebado a nuestro gusto para intentar llamar la atención de
los peces que merodeasen por la zona, tocaba montar rápidamente los equipos y
tener preparadas las cañas para no perder bocado, terminamos la faena
preparando los bajos con una buena malla de pva para dejarlos perfectos,
utilizamos pequeños cebos y pellets que se deshacen rápidamente y desprenden
aromas y partículas resultando sumamente atractivos, con todo a punto llegaba
el momento de sacar líneas con ayuda de los barcos cebadores y esperar a que
acompañase la suerte y fuéramos agraciados con alguna picada, para por lo menos
emprender el camino de vuelta con buen ánimo y habiendo rascado bola que no
bolo que duele más.
Las primeras horas
pasaron sin pena ni gloria, la temperatura era muy baja y hacía una rasca de órdago,
el aire era tan intenso como molesto y aún dejaba peor sensación de frio en el
cuerpo, gracias al cobijo del paraguas y la estufa pudimos aguantar estoicos en
el lugar porque de todas todas, hacía un día de perros. La actividad del pez
brillaba por su ausencia y la sonda no indicaba pez por ningún sitio, estábamos
llegando a la hora del parón para tomar un bocado cuando Ouh Yeah se lanzó como
un descosido hacia una de sus cañas, aún no había sonado su receptor pero el
pajarete del compañero estaba observando sus cañas en ese instante y vio
moverse el tensor un instante antes de que efectivamente las alarmas comenzasen
a sonar ante la presencia de una picada, nada más clavar notó que tras la línea
venía prendido un pez que no ofrecía demasiada resistencia, próximo a la orilla
quiso dar algún coletazo pero enseguida llegó hasta la sacadera, bajo unas
condiciones nada halagüeñas para conseguir alguna captura habíamos conseguido
mojar la moqueta, se trataba de un pequeño ejemplar de carpa común fría cual cubito
de hielo, no era el buen barbo que esperábamos pero así es esto de la pesca y
su consiguiente encanto, nuestra amiga se apretó un boilie de Source con un
tope de maíz artificial del cual por cortesía solo devolvió éste último por
aquello de que rebañar es de pobres.
Tras la siempre bien
recibida alegría del descarte del bolo en una sesión de pesca y por las horas
que marcaba el reloj, llegó el momento de tomarse un respiro y volver al
resguardo de la estufa que después de un tiempo fuera atendiendo a la captura
se la echaba en falta, mientras nos calentábamos un poco las manos heladas por
el contacto con el agua aprovechamos la coyuntura para también calentar el
estómago y almorzar un poco, el día estaba nublado y malísimo y no tardaríamos
mucho tiempo en recoger el campamento base.
El aire menguó
ligeramente pero se barruntaba que sería durante poco tiempo, aún quedaba algo
de cebo en los cubos que aprovechamos para meter en el agua buscando alguna
última picada aunque no éramos demasiados optimistas, casi sobre la bocina
fuimos agraciados con un nuevo toque en las cañas, el Capi se hizo gustoso con
los mandos y poco a poco trajo la pieza hasta la orilla, albergábamos la
esperanza de que se tratase de algún barbo de buen tamaño pero el Capi que nos
iba trasmitiendo sus sensación según recogía hilo enseguida nos sacó de dudas,
se trataba de un ejemplar pequeño y pudimos corroborarlo cuando se acercó hasta
la sacadera, una pequeña carpa común algo menor que la anterior sucumbió a un
boilie de Lombriz, una vez curada y devuelta al agua se lanzó de nuevo la caña
por si volvía a sonar la flauta y esta vez con un buen barbo.
Después de la picada
aguantamos un poco más de lo esperado en un principio en pro de lograr alguna
otra captura que en esta ocasión no fuimos capaces de tener, ya no volverían a
sonar más las alarmas ni tendríamos más picadas, el día desapacible al menos
nos había brindado la oportunidad de tocar escama y sacar algún pez, bien es
cierto que teníamos en mente poder lograr sacar algún barbo, pero todos los
días no van a ser fiesta y lo único que hay que hacer es seguir intentándolo que
al final caerá el premio, por tanto ni que decir tiene que lo seguiremos
intentando, con todo ello recogimos los equipos mientras el sol se despedía de
nosotros, terminamos la sesión con un café calentito a la vera de la estufa y
una vez terminado emprendimos el viaje de vuelta, toca ya dar vueltas a la
cabeza sobre el próximo escenario a tentar mientras estas ansioso de que la
semana se pase volando, una vez más os mantendremos al tanto de novedades,
hasta la próxima amigos de Snowman………..
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