Muy buenas amigos de
Snowman Carpfishing, para esta semana os traemos una increíble sesión de pesca
que se marcó el amigo LuisFer, todo un maestro en el noble arte de tentar y dar
con la tecla en cuando a pescar grandes barbos se trata, que nos demuestra en
otras numerables sesiones que tampoco tiene mala mano cuando persigue a las
grandes carpas, a pesar de comerse algún que otro buen bolo como todo cristo y
en diversos chascarrillos poner en juego su hombría previo uso de las
tenacillas pochas y oxidadas. Es de ley decir que a lo largo del año se marca
buenas sesiones de pesca que levanta la envidia sana del personal de mala
manera. Tras unos meses sin poder pisar el charco por motivos laborales, el
tito O’clock quiso reaparecer a lo grande, cavilando el escenario a tentar las
dudas se esfumaron cual pequeño charco de agua en pleno desierto, nuestro
compañero pasaría unos días en un enclave ideal para la práctica de nuestra
modalidad, cuna de la pesca y escenario que alberga ejemplares de un porte
considerable, nos referimos a Sierra Brava. Días antes de acometer la jornada
de pesca nuestro amigo ya estaba ultimando detalles y preparando todos los
cebos, sus boilies caseros, las semillas, los pellets ahogados y rehogados en
puro veneno etc etc.
Para esta sesión de
pesca le acompañaría su amigo Jesús. Raudas y veloces pasaron las horas que
restaban para llegar al día clave y en un abrir y cerrar de ojos, estaban
cargando trastos en el coche y poniendo rumbo al charco. Destinando el tiempo
preciso y necesario a la vital tarea de escoger el puesto de pesca, nuestros
amigos sopesaron las opciones y se decantaron por la que a su juicio inicial
podría dar mayor rendimiento, ni que decir tiene que esto no es una ciencia
exacta y hay muchos factores que pueden decantar la balanza de un lado u otro,
pero hay que tomar una decisión y la experiencia acumulada a las espaldas
siempre es un grado a favor. Con el escenario claro, tocaba preparar los
diferentes cebaderos y esparcir la comida deseada en cada uno de ellos para
terminar ubicando los montajes como cada uno considerase oportuno, más cerca o
menos del cebadero. Las bolas caseras, las chufas y los plásticos jugaron un
papel protagonista como elección para el cebo de anzuelo, todo ello culminado
con nuestras queridas mallas de pva que tan importante son para nosotros y tan
beneficiosas resultan a nuestro modo de ver, hay que señalar que en este caso
se trataban de bolsas y no de mallas al utilizar un buen chorreón de remojo
para dotar al cebo de mayor poder de atracción y por ello evitar que se
vertiera más de la cuenta.
Tras el pertinente
cebado a conciencia y con las cañas ya lanzadas al agua, solo restaba esperar a
ser agraciados con alguna picada y disfrutar del campo durante unos cuantos
días, días de desconexión de los ruidos mundanos y cotidianos y momento de
armoniosa reflexión sin las típicas preocupaciones de atender móviles o no
despegar el ojo del reloj. Se daba comienzo así a una sesión marcada por unos
resultados espectaculares muy por encima de las previsiones marcadas y que
podréis disfrutar más extendidamente en el video que adjuntamos al final del
relato, mientras tanto abriremos boca con un mini-resumen de la sesión
acompañado de algunas de las capturas logradas. Nos comenta el amigo LuisFer
que la zona mostraba intensa actividad del pez desde que pisaron la orilla y por
eso se decantaron por ese escenario, eran continuos los saltos y burbujeos de
los peces. Prepararon dos cebaderos a dos profundidades diferentes y
repartieron las cañas de tal forma que unas estuvieran ubicadas dentro de los
cebaderos y alguna otra fuera de los mismos buscando aquellas capturas que se
muestran reacias a aproximarse hacia donde hay mucho alimento concentrado, de
esta forma albergarían más posibilidades en busca de mayores éxitos. No
tardarían en llegar las primeras capturas de la jornada, disfrutando de
increíbles carreras de animales potentes y batalladores y de muy buen porte,
como por ejemplo estas preciosas carpas, una royal de bella estampa y magnifico
porte que entró a las bolas caseras a primera hora cuando aún refrescaba o la
común que lo hizo poco después y que hizo que nuestro amigo tuviera que
currarse la obtención de la misma consecuencia de la increíble resistencia del
animal.
Jesús no se quedaba
atrás y también llevaba hasta la moqueta numerosos ejemplares de muy buen
tamaño que amenizaban sobremanera la sesión de pesca y tornaba el transcurrir
de las horas en mero pasatiempo y puro entretenimiento. Entre buena comida y
bebida bajo el cobijo de la sombra previo montaje del campamento base con sus
correspondientes lonas y demás archeles variados, tocaba seguir mojando la
moqueta y sacadera ante la obtención de capturas tras capturas. El día escogido
había sido el adecuado, al igual que el cebo para el anzuelo y para el
cebadero, lo que había que seguir explotando hasta el máximo porque esto al
igual que lanzar una moneda al aire tiene mucha parte de suerte y puro azar y
uno no sabe cuándo se podrá ver en otra de estas. Disfrutando de lo lindo se
pasó el día con la tranquilidad que da el haber cumplido tan pronto con las
expectativas y los máximos deseos de seguir engordando el casillero de
capturas, así se dio paso a otro día que transcurriría por los mismos derroteros,
para muestra volvemos a ver al habilidoso LuisFer posando orgulloso con nuevas
y estupendas capturas, carpas sanas y guerreras que dibujaban una sonrisa en el
rostro de los afortunados pescadores difícil de borrar, por un lado debido a la
brega y resistencia ofrecida en un alarde de increíble fortaleza y vitalidad de
los peces, por otro, la indescriptible satisfacción de dar con la tecla a
través de un cebo de cosecha propia al que has dedicado tiempo y esfuerzo.
El amigo LuisFer estaba
pletórico ante la buena aceptación de sus bolas caseras por parte de los
inquilinos del charco, imagino que no sucumbieron a la piña, fresa, coco,
melocotón o banana, conociendo la inclinación “venenico-maligna” de la que hace
gala a pie de orilla (dice la leyenda que una vez sostuvo entre sus manos un
boilie dulce, pero lo cierto es que no hay testimonio gráfico alguno al
respecto y el asunto toma tintes de gran misterio y nulo despeje de dudas), por
lo que antes muerto que pescando con scopex xD. En estos días de pesca lo
salado y con poderío parece que no solo gustó a nuestro amigo a tenor del buen
rendimiento de las bolas y tan buenos resultados obtenidos, el cebadero estaba
en el punto álgido de la sesión y había que seguir manteniéndolo en plenitud de
facultades previa inyección de cebo cada corto espacio de tiempo. Las picadas
continuaban sucediéndose y grandes ejemplares llegaban hasta la moqueta, de
repente se barruntó en el ambiente que la cosa se ponía interesante cuando
nuestro compañero se calzó el gorro de la suerte, el de las grandes ocasiones.
Pocas veces defrauda y tal como se estaba produciendo la jornada no parecía que
esta vez fuese una excepción, y efectivamente, continuaba acumulándose el
trabajo, cuando no había que atender a la caña era a la sacadera y apenas se
disponía de un paréntesis para seguir preparando bolsas de pva. Se habían convertido
en el detalle que marcaba la diferencia, una mezcla de engodo de calidad,
partículas pequeñas y variadas de micropellets, frolic’s, lombriz, chufa,
cañamón, boilies, etc, etc. y varios remojos caseros para potenciar la mezcla
algunos de ellos con un toque picante muy interesante. De esta manera, tanto
Jesús como LuisFer continuaban engordando el casillero particular de capturas,
como ejemplo otras dos preciosas y majestuosas comunes que dieron una pelea
digna de mención y vendieron cara su derrota.
El gorro de la suerte
estaba descomunal y el devenir de las horas transcurría entre risas, anécdotas,
más comida y bebida y los correspondientes “wuasapeos” en pro de informar al
personal de lo positivo de la sesión y poner un poco los dientes largos. Las
piezas habían ido subiendo de peso progresivamente y si bien ninguna captura
bajaba de los 8kg llegó un punto en que no lo hacían de los 13-14kg, y sin
ningún atisbo de dudas eso ya no era moco de pavo. A primera hora de la mañana
refrescaba un poco y la presencia de aire hacía necesario echar mano de la
chaqueta en momentos puntuales, pero una vez que abría la mañana el pletórico
sol recibía a nuestros amigos con una calurosa acogida que obligaba a buscar el
refugio del campamento montado, quedarse corto de ropa y pegarse agradables y
refrescantes chapuzones. Entre quehacer y quehacer siempre había un rato para
posar con la mejor de las sonrisas con las capturas llevadas hasta la moqueta,
el amigo LuisFer estaba haciendo brazo en estos días, pero lejos de saciarse
quería seguir incrementando el número de piezas obtenidas y la cabeza siempre
estaba en modo On cavilando nuevas posibilidades que pudieran incrementar el ya
de por sí, buen devenir de la jornada de pesca.
La noche y la madrugada
seguían trayendo picadas, la verdad es que el cebadero estaba respondiendo a la
perfección, bien fuera por el sitio elegido, por la fecha y condiciones meteorológicas
presentes, por los cebos escogidos y cebadero realizado, o por la combinación
de todas ellas, lo cierto es que estaban saliendo muchos peces fuera del agua y
muchísimas picadas fallidas donde el pez lograba zafarse del engaño. Cuando el
manto de la noche tiñe de negro el entorno y te rodea un silencio especial roto
por la actividad de las diferentes especies que merodean el lugar, siempre hay
hueco para una bonita fotografía aunque se prescinda del paisaje de fondo, si
encima la estampa es con ejemplares de considerable envergadura y tan bellísimo
porte, no hay razón alguna para poner la más mínima pega. Da gusto lanzarse de
la cama cuando el receptor, que pita como un loco, te avisa de que se está produciendo
una picada, intentar a duras penas colocarte la linterna en la cabeza mientras
intentas atinar a colocarte la zapatilla fallando varios intentos a la par que
cruzas los dedos por no ponértelas del revés o llevarte por delante algún obstáculo
que te deje el dedo del pie lo mismo que la bocina de la bicicleta de un
payaso. Salvados de la mejor manera posible todos estos amagos de percance, el
poder empuñar la caña en plena realización de la clavada y notar previa doblez
de la misma que el pez se encuentra tras la línea prendido del anzuelo y
contamos con la posibilidad de cobrarnos la pieza, deleitarse con esa grata
sensación de lucha y brega cediendo caña e hilo y recuperando terreno perdido
tan pronto como es posible, hace que cualquier pensamiento de pereza o desgana
por abandonar la confortable cama se desvanezca rápidamente, para otras cosas
dará más pereza inclinar el lomo, ésta no es una de ellas, y para muestra
observar como el amigo LuisFer posa orgulloso y encantado con estas preciosas
carpas, una común y otra royal que no quisieron dejar pasar la ocasión para
zamparse sin miramientos las bolas caseras del compañero ubicadas estratégicamente
en un cebadero cuidado al detalle.
En un abrir y cerrar de
ojos se habían esfumado dos días y se afrontaban ya las últimas horas en el
charco, no obstante, aún restaba tiempo suficiente para redondear la jornada de
pesca con nuevas capturas y el deseo en el horizonte de batir el record de peso
de la sesión que no sería fácil pero era un reto muy apetecible. A pesar de
cambiar de gorro la suerte no se mostró esquiva y la moqueta seguía sin tomarse
un respiro para poder secarse ¡y que siguiera la cosa así exclamaba el personal!.
Nuestros compañeros tenían la posibilidad de fotografiarse con nuevos
ejemplares de gran talla, preciosas comunes fuertes y robustas que no
entregaban la cuchara hasta entrar en la sacadera, hermosas y portentosas
royales que dejaban constancia con la ayuda de la cámara de su increíble semblante
y bella percha. Si los boilies caseros estaban dando la talla, la combinación
de chufa y maíz tanto natural como la versión de plástico no se quedaban atrás
y se alzaban como una muy buena elección para el cebo de anzuelo, una vez más,
destacar la labor de las bolsas de pva que concentraban comida justo en el
montaje dotándolo de un brutal poder de atracción. Todo ello combinado con el
siempre necesario aporte de suerte y la buena mano de los expertos pescadores,
fueron un cóctel explosivo que sólo podía terminar en un rotundo éxito. Llegaba
la tarde y pronto oscurecería, se afrontaban ya los últimos instantes en la
orilla.
La última noche trajo
muy buenos ejemplares para seguir con la tónica de la sesión y a regañadientes
llegó la mañana del último día y con ello la bajada de telón a esta fructífera
sesión marcada por nuestros amigos. Tras intensos momentos a pie de orilla,
tras horas de puro goce y apacible desconexión, tras múltiples picadas de
ejemplares dignos de mención superando alguno de ellos la nada desdeñable
barrera de los 20kg de peso, tocaba afrontar los últimos instantes de la sesión
de pesca. El balance había sido de lo más positivo y aún en pleno proceso de
recogida y levantamiento del campamento base, comenzaba ya la cuenta atrás para
llegar a la siguiente salida que juntase a estos compañeros de pesca, mientras
llega ese momento siempre se puede tirar de cámara y memoria para revivir la
sesión y menguar el mono de pesca en el tiempo que no se pueda desempañar tal
actividad. Espero ser protagonista en la siguiente incursión al charco y no un
mero narrador y a postre lector al que le reconcome la envía sana. Sin más, mi
más sincera enhorabuena a los compañeros por la increíble sesión que se
marcaron y haber tenido a bien compartirla con todos nosotros.
https://www.youtube.com/watch?v=xQ8s0zjDtnA&hd=1
Sencillamente una pasada. Fue una muy buena salida, pero aun ha sido un mejor relato. vuelvo a agradecer a nuestro amigo Carmelo por la bellas, buenas y bien relatadas sensaciones y experiencias. Es como volver a Sierra. Con mis recuerdos y este articulo, tengo presente dicha salida.como si estuviera alli misma. espero que pronto repitamos la misma o parecida en compañia suya. un abrazo!!
ResponderEliminar