Cada
sesión de carp fishing que preparamos es un mundo diferente y un nuevo reto
para cada uno de nosotros y en ocasiones, los planes previstos se ven truncados
por motivos y factores que escapan a nuestro control. Pero son estas sesiones
las que nos forjan como carpistas y las que nos hacen sentir cada vez más
pasión por este maravilloso deporte que, verdaderamente, se merece el
calificativo de “aventura”.
Comienza
la sesión.
El
pistoletazo de salida comienza desde el preciso instante en que se pone fecha a
la sesión, algo que no suele costar mucho cuando se trata de compartir algo con
lo que tanto disfrutamos. Aunque se tarda algo más en elegir el destino más
interesante y apropiado. Elegir un destino siempre implica más de una deliberación
y análisis de los pros y contras en cada uno de los lugares que tenemos pre
seleccionados, pero no solo elegir el lugar es la cuestión más importante, porque
cada escenario implica la preparación de un material u otro atendiendo a la
época del año, la meteorología y las características particulares de cada uno
de ellos, por lo que, los días previos a una sesión de carp fishing están
llenos de actividad organizativa en la que no puede quedar ni el más mínimo
detalle por revisar.
Y
aquí comenzó nuestra sesión, una vez elegido un escenario y preparado material,
artes y cebos que a nuestro parecer podrían ser los más adecuados a las
condiciones en las que se encontraba en ese momento el destino seleccionado. Con
todo listo para engañar los peces pusimos rumbo al emblemático embalse de
Orellana, al él llegamos cargados de energía, ganas e ilusión por las grandes
expectativa que llevábamos, pero todas esas ilusiones se fueron desvaneciendo
según avanzaban las horas, porque una vez pudimos ver el magnífico nivel de agua
que presentaba el embalse, una noticia excelente para el medio ambiente, pero
que hacía preocuparnos por la falta de accesos, ya que un nivel tan alto del
agua solo podía significar una cosa; los accesos y puntos donde establecer el
campamento estarían muy limitados. Nuestros augurios se hicieron realidad, no
tuvimos que visitar muchas zonas para darnos cuenta que tendríamos difícil
encontrar algún rincón de este embalse en el que pudiéramos instalarnos, pero
nuestra intención era pescar allí y continuamos con la búsqueda cada vez más
infructífera que con el paso del tiempo nos hacía plantearnos abandonar.
Tras
cinco horas visitando diferentes zonas del embalse nos detuvimos un momento a reflexionar
y, estuvimos a punto de anular la sesión y volver a casa hasta la próxima, pero
entonces recordamos que unos compañeros estarían en un embalse cercano esos
días y nos pusimos en contacto con ellos. No dudaron en cedernos espacio para
que nos instaláramos junto a ellos y así lo hicimos. Marcaba el reloj las once
de la noche cuando habíamos terminado de montar el campamento y nos sentamos a descansar
un poco tras la afanosa tarea de montar campamento, mientras tomábamos un tentempié,
deliberamos la forma de afrontar este nuevo escenario. Era muy tarde y decidimos
que sería mejor valorar la estrategia de ataque a la mañana siguiente, cuando estuviéramos más descansados y las
ideas fluyeran para tomar las decisiones más adecuadas, pues nos habíamos
ganado un descanso tras un largo y pesado día recorriendo caminos.
Amanece
en el nuevo escenario.
Con
el alba, el hielo que había dejado la noche brillaba a nuestro alrededor y
pudimos admirar aquello que la oscuridad de la noche no nos había dejado ver
cuando llegamos allí, un bonito lugar rodeado de bosque de eucalipto que nos
daba acceso a una amplia franja de agua con muchas posibilidades. Tras un desayuno rápido y caliente para
atemperar el cuerpo después de la fría noche, nos apresuramos a ponernos manos
a la obra. Barca a la helada agua y a sondear en busca de los peces o las zonas
más propicias para poder pescarlos. Operación que no fue nada fácil, pues… la homogeneidad
del fondo no parecía tener fin y dificultaba la localización de algún desnivel,
elevación, estructura, escalón… cualquier cosa que rompiera la monotonía y nos
hiciera determinar esa zona como nuestro spot. Pero la insistencia hizo que
tras varias vueltas sondeando el fondo, por fin localizáramos una pequeña
hondonada que no dudamos en marcar como spot para la sesión. Una vuelta más
para determinar el tamaño de la misma, y listos para un cebado ligero a base de
maíz dulce y pequeñas semillas como el trigo y el cañamón junto a micro pellets
de 3 y 5mm, este ligero cebado debería encargarse de anclar a los peces que por
allí se acercaran y estimular su apetito hasta que dieran con nuestros engaños.
Al
fin habíamos encontrado un spot interesante y lo habíamos cebado, pero en
contra teníamos la distancia a la que se encontraba, unos 220m. Mucha
distancia, pero que realmente era necesaria si queríamos tener las mínimas
posibilidades en esta sesión. Está claro que una distancia así conlleva mucho
trabajo a la hora de ubicar los bajos y recebar si fuera necesario, pero para
algo vivimos en la era de la tecnología, por lo que el uso del barco cebador
nos agilizaría, facilitaría y atenuaría mucho esa trabajosa labor. La parte más
importante ya la teníamos conseguida, ahora tocaba adecuarnos al escenario en
el que nos encontrábamos.
Cambio
técnico.
Habíamos
preparado una sesión en un escenario totalmente diferente al que nos
encontrábamos, por lo que nos tocaba realizar un cambio de técnicas para
afrontar esta nueva sesión que se nos presentaba. Como siempre, lo más
importante es conocer las características de lugar, la población de peces y su
talla media, algo de lo que ya teníamos conocimiento, por lo cual, el cambio de
técnicas era obligado para afrontar con garantías las horas que nos restaban
hasta la conclusión de la sesión.
Lo
principal sería modificar los montajes para adecuarlos más al tipo de peces al
que nos enfrentábamos, ya que el tamaño medio de los peces en este lugar
habitualmente no supera los cinco o seis
kilos de peso, por lo que los montajes que teníamos preparados para luchar
contra grandes ejemplares serían demasiado robustos. Otro cambio debía ser en
los cebos, y más que en los cebos en sí, en su tamaño y el de las
presentaciones. Elaboramos los nuevos bajos utilizando anzuelos del número seis
y trenzado de 15 y 25lb con un pequeño lastre de tungsteno para pegar este al
fondo y hacerlo pasar lo más desapercibidos posible, porque aunque los peces
del lugar no sean los grandes, esquivos y desconfiados ejemplares de otros
escenarios, no dejan de ser carpas también y son igual de instintivas, más aún teniendo
en cuenta esta época tan fría en la que se encuentran casi aletargadas y en las
pocas ocasiones en las que se disponen a comer, toman los cebos con demasiada
timidez.
El
cebo elegido para cebar los bajos debía ser algo a lo que los peces no pudieran
poner reparo en tomarlo cuando lo encontraran, por lo que un magot rig con un
par de lombrices insertadas sería una de las presentaciones junto a otras de
maíz dulce. Por mi parte, decidí hacer una combinación de ambos cebos
preparando un montaje en el que presentaría una ristra de maíz dulce y un magot
con algunas lombrices, intentando conseguir que se mostrara como un bocado
irresistible para las perezosas carpas, pero a la vez, usando el tamaño del
cebo como disuasorio para los más pequeños en caso que a su alrededor coincidieran
varios peces atraídos por el cebado. También opté por presentar boilies que me
ofrecen la máxima confianza como; la piña y ácido butírico y el de cangrejo
hidrofish, dos cebos que resultan muy efectivos en cualquier época del año,
pero a los que se les saca un excelente rendimiento cuando la temperatura del
agua es baja, ya que estos cebos poseen la capacidad de difundir sus atrayentes
y estimulantes en tan complicadas condiciones. Atendiendo a la época del año en
la que nos encontrábamos y en el comportamiento de los peces en esta, realicé pequeña
pero que consideraba imprescindible modificación antes de ensartar los boilies
en el hair. Creí muy necesario recortar los cebos para reducir unos milímetros
su tamaño y favorecer la difusión de sus aromas y estimulantes, a la vez de
equilibrarlos para reducir al máximo el esfuerzo del pez a la hora succionarlo.
Equilibraría el boilie de cangrejo con un maíz de plástico que realizaría doble
función, por un lado aliviar el peso del montaje, y por otro, atraer la
curiosidad del pez por medio de su propiedad fluoro. Buscando también utilizar
una de las presentaciones de boilies para seleccionar la talla del pez a través
del tamaño del cebo, optaría por presentar un snowman con la piña y ácido
butírico, combinando un boilie de 20mm con un pop up fluoro del mismo sabor en
15mm, buscando también llamar la atención del pez. Como las condiciones son
difíciles con estas temperaturas, todo lo que hagamos para atraer a los peces
es poco, por eso, a cada uno de los montajes lo acompañaría una malla de PVA
con un cocktel de micropellets, stik mix y boilie triturado para hacer más
atrayente y atractivo el punto dónde se encontraba el boilie de anzuelo. Ya
estaba todo decidido y preparado, por lo que poco más podíamos hacer para
conseguir capturar algún pez, así, solo faltaba esperar para comprobar si la estrategia
preparada había sido la acertada.
Poca
actividad.
Transcurrió
gran parte del día sin muestras de actividad en la zona y era bastante desalentador
comprobar cómo la calma invadía todo el ambiente, el pensamiento de que
habíamos trabajado bien y habíamos preparado una buena estrategia nos
reconfortaba y hacía que albergáramos esperanzas de que en un momento u otro se
producirían las deseadas picadas.
Con
las primeras horas de la tarde nos sobresaltó el pitido de una alarma, se
trataba de la presentación conjunta de maíz y lombriz, un tiempo de recogida
para recorrer los más de 200 metros de línea que nos separaban del pez, y por
fin divisamos una pequeña carpa que intenta desesperadamente zafarse del
anzuelo a pocos metros de la orilla, un esfuerzo que le resultó inútil porque
pronto estuvo reposando dentro de la sacadera.
El pequeño ejemplar de poco más
de cuatro kilos inauguraba la sesión y nos alentaba ver que el trabajo empleado
empezaba a dar frutos, la decisión de presentar conjuntamente maíz y lombriz parecía
mostrarse como un gran acierto.
Transcurre
el tiempo y se produce una nueva picada, esta vez en una caña que el compañero
había decidido cebar únicamente con lombriz, otra carpa de nuevo reposando
sobre la moqueta con un porte similar a la anterior. Parece ser que la lombriz
se va a postular como el mejor cebo para la sesión, como así demostró en sendas
capturas posteriores tanto como único cebo, o conjuntamente con el maíz. Pero había
otros cebos en el agua que de momento no estaban arrojando el resultado que
esperábamos de ellos, y eso nos intranquilizaba. Es difícil que ningún otro cebo pueda competir
con eficacia y rapidez de la lombriz, y paso más tiempo para que los boilies comenzaran
a depararnos capturas, pero al final también hicieron sucumbir varios peces que
engrosaron el cupo de capturas de la sesión.
Adaptar
o fracasar.
Esta
ha sido una sesión cargada de anécdotas desde que le pusimos fecha y, aunque no
ha estado coronada con un gran ejemplar, bien por las características del
escenario, bien por no haber contado con la suerte necesaria o por no haber
acertado con la técnica y la estrategia para ello, es imposible saber el por
qué. Pero lo que sí que ha sido, una de esas sesiones en las que el secreto del
éxito ha estado en la adaptación, el trabajo y el acierto en las decisiones.
Este
tipo de sesiones me hacen abrir los ojos y disfrutar del carp fishing al cien
por cien, porque creo que en ocasiones estamos tan cegados en conseguir grandes
ejemplares, que perdemos la perspectiva real de esta modalidad. Estas jornadas
nos demuestran que no hay que menospreciar ningún escenario, que todos y cada
uno de ellos son diferentes entre sí, y todos entrañan dificultad. Y la
verdadera meta de nuestra modalidad es, conseguir los mejores resultados en
cada uno de ellos, mostrándonos flexibles y adaptables a todas las
circunstancias. Después, la toma de decisiones puede ser o no acertada, pero
cuando hemos hecho las cosas que hemos considerado más adecuadas y hemos
trabajado para hacerlo bien, habremos aprendido y adquirido nuevas experiencias
independientemente del resultado final, pues tanto de los fracasos como de los
éxitos aprenderemos si extraemos la parte positiva de cada uno de ellos.
Que
disfrutéis del Carp Fishing.
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