Ha transcurrido un año desde que
de forma generosa, que no por sorpresa, encontré un gran paquete envuelto en
papel de regalo bajo el árbol de navidad la mañana de reyes de 2014, lo abrí y
aunque ya sabía de lo que se trataba, no pude más que emocionarme al verlo. Se
trataba de un equipo para la modalidad de carp fishing totalmente completo;
cañas, carretes, funda, sacadera, moqueta, picas, bolsos, caja con todos los
accesorios necesarios para los bajos, vamos, todo un regalazo, y claro, no me
podía resistir a estrenarlo lo antes posible.
El estreno.
Algo que había aprendido al leer
CWR, la revista que está haciendo de maestro para mí, era que la época
del año
en la que me encontraba, no eran las mejores fechas para que un novato como yo
pudiera conseguir algún resultado positivo, pero la ilusión de contar con mi flamante
equipo nuevo se imponía sobre el sentido común y me aventuré a hacer algunas
salidas cortas para estrenar estrenarlo, algo de lo que me arrepentiría tras
cada jornada, pues me habían avisado de lo que probablemente pasaría, pero mi
entusiasmo no decayó. Intenté desesperadamente que mis alarmas pitaran en
escenarios relativamente fáciles para la pesca, pero ni así conseguía engañar
un pez y la desesperación se iba apoderando de mí. Un buen día, tuve la
oportunidad de visitar un lugar donde había buenas carpas acompañado de
pescadores con experiencia, una excelente oportunidad para aprender de primera
mano algunas cosas sobre el carp fishing, y realmente así fue.
Yo era un mero espectador que
memorizaba todo lo que oía y preguntaba sobre todo lo que veía, pues no tuve
que hacer nada, la zona ya estaba preparada y ahora tenía la ocasión de ver
personalmente la ejecución de las cosas que hasta el momento solo había leído
sobre ellas. Los montajes los colocaban en zonas muy localizadas y con solo
unos puñados de cebo libre alrededor de ellos, vamos, lo que había aprendido en
las revistas que era un cebado al spot, del cual pude comprobar su eficacia o
efectividad para la época en la que nos encontrábamos, pues fue aquí cuando oí
por primera vez una de mis alarmas pitar avisándome que al otro lado de la
línea tenía un pez con el que debía pelear. Agarré la caña con todos los
nervios del mundo recorriendo mi cuerpo, y mientras intentaba acercar el pez
hasta mi posición, las piernas no paraban de temblarme de la emoción. Los
compañeros intentaban transmitirme tranquilidad pero no resultaba, pues a cada segundo
que pasaba los nervios se iban incrementando y las piernas se me habían quedado
atenazadas, solo podía seguir de la mejor forma posible las indicaciones que me
daban y, que fuera lo que Dios quisiera.
Conseguí que la carpa se acercara
lo suficiente a la sacadera para que fuera ensalabrada, y en ese momento, cuando
vi que el pez ya no se podía escapar, salté de alegría y liberé toda la tensión
contenida durante la estupenda lucha que me ofreció el bonito ejemplar de carpa
común que lleno de orgullo os muestro en esta foto. Hubo más capturas durante
la sesión, pero esta es especial al ser para mi, y espero que no sea el último ni el más grande, el primer gran pez que conseguía en esta maravillosa
modalidad.
Tengo 14 años y este ha sido mi primer contacto
con el auténtico carp fishing y reconozco que lo único que ha conseguido es, hacer que me enamore más de esta modalidad, aunque sé que no siempre serán tan
satisfactorias las sesiones de pesca, esta al menos ya la he disfrutado y me
quedará en el recuerdo para siempre.
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