Muy buenas amigos de
Snowman Carpfishing ser bienvenidos a nuestra infatigable cita semanal, en esta
ocasión después de visitar algunos escenarios fallidos varios compañeros nos
desplazamos rumbo al pantano de Gasset, gran embalse situado en la localidad de
Fernancaballero (Ciudad Real), al encontrarnos por la zona era un lugar que nos
interesaba para reunirnos y poder echar un buen día disfrutando de algo que
tanto nos gusta, por lo que el Capi, Miguel-Ouh Yeah, Scooby y LuisFer-O’clock tuvieron
a bien aceptar mi propuesta de jornada a pie de orilla, ¡¡tocaba preparar
archeles varios, oh nena sí!!.
Con todo preparado en
el coche pusimos rumbo a nuestro destino, después de que por diversos motivos
no nos cuadrasen otros escenarios de los alrededores nos decantamos a última
hora por esta opción, llegamos al lugar mientras amanecía y estuvimos un rato
charlando y oteando el lugar en busca del puesto que nos gustase mientras
hacíamos hora para que la mañana abriese ligeramente, en poco tiempo salió el
sol y tocaba ponerse manos a la obra.
Con la ilusión de tener
una buena sesión de pesca y la mejor de las sonrisas fuimos descargando las
cosas de los coches, en los últimos tiempos aunque uno acometa una salida de
unas cuantas horas no somos capaces de reducir el equipo, parece que nos va a
dar tiempo a utilizar mil productos y si no llevamos el arsenal estamos
intranquilos, como somos así de exagerados tocó dar unos cuantos portes hasta
que todo estaba a pie de orilla.
Aunque la fotografía
estuviera hecha instantes después, lo primero que hicimos nada más llegar al lugar
fue tomarnos un café calentito y más que bien merecido, tras dar más vueltas
que un trompo hasta asentarnos lo teníamos más que ganado, tras unos minutos de
animada charla comenzamos a preparar todo lo necesario para afrontar una nueva
jornada de pesca.
Mientras se preparaban
en los cubos los cebos para lanzar al agua era el momento de montar los
trípodes, sin prisa pero sin pausa fuimos sacando de los bolsos todos los
accesorios necesarios y en pocos minutos ya teníamos nuestro trabajo concluido
a falta de rematar con los bajos y cebar la zona, a pesar de que haría calor en
la jornada el inicio fue algo más fresco y se levantó una pizca aire, a pesar
de estar el agua algo revuelta no suponía ningún impedimento.
Tocaba pues pasar a la
segunda encomienda y preparar nuestros bajos, para ello cada compañero se
decantó por un cebo diferente atendiendo a su experiencia y gustos, al no ser
un lugar que frecuentemos, es más, hacía más de un año que no lo hacíamos, no es
un sitio que tengamos tan estudiado como puede ocurrir con otros y tocaba
probar distintas cosas para no limitarnos en pro de buscar sacar las máximas
conclusiones posibles, por ello utilizamos diversos montajes, cebos, cebado,
tamaños de anzuelos, profundidades, distancias etc. El grueso del cebado sería
una mezcla de semillas a las que añadimos algo de engodo y líquidos para
aumentar su poder de atracción.
Con ayuda de los barcos
cebadores tomamos referencia de un gran espacio que sondeamos a conciencia,
paulatinamente fuimos descartando puntos hasta que finalmente nos quedamos con
las zonas que considerábamos que podrían darnos más alegrías y de las que
podríamos obtener un mayor beneficio, una vez que tuvimos cristalino este
aspecto tan vital esparcimos semillas, engodo, tacos y micropellets por las
inmediaciones, mientras tanto el sol hacía tiempo que había asomado y se dejaba
notar con su atizador látigo de bochorno, hasta Scooby se tuvo que refugiar en
la sombra que le brindaba los árboles y nuestros utensilios dispersados por la
zona.
Con todo el trabajo
terminado tocaba esperar la llegada de alguna picada, la actividad del pez no
era demasiado percibible, contábamos con los dedos de las manos los saltos
vistos en el agua y ni rastro de movimientos o burbujeos, pasaron unas horas
sin novedad alguna y fue mientras hablábamos y tomábamos un bocado cuando el
zumbido del viento presente se mezcló con el sonido de una de las alarmas del
Capi, raudo se acercó hasta la caña afortunada para clavar el pez, el pez
presentó una bonita batalla e intentó una frenética huida que rápidamente fue
frenada por el buen hacer del Capi, instantes después acercaba hasta la
sacadera la que se convertía en la primera pieza de la jornada engañada con un
chato’baits de banana y un maíz artificial remojado en el mismo caldo que el
boilie.
Con el desquite de la
presión del temido Bolo sobrevolando nuestras cabezas, la obtención de la
reciente captura nos alentó a tener ilusión y esperanza de lograr nuevas
capturas a pesar de no gustarnos demasiado lo que estábamos viendo, el parón
tan notable de la pesca del lugar, lograr una captura siempre es un plus, para
intentar dar un aliciente a nuestras amigas y que se decidieran a pasear por la
zona recebamos sutilmente los puestos para mantenerlos lo más atractivos
posibles, tras inaugurar su casillero particular el Capi se dispuso a tomar
nuestro relevo y acercarse a la mesa para degustar las viandas presentes,
Scooby tampoco hizo oídos sordos a la llamada del almuerzo y no perdió tiempo y
acudió veloz.
Así que lo dicho, sin
otra cosa mejor que hacer nos reunimos en torno a la mesa para el tentempié, otros
aprovechaban la coyuntura para relajar los ojos y reflexionar en voz baja,
también había tiempo para preparar nuevos bajos, reponer montajes perdidos en
salidas anteriores o cualquier otro quehacer en el cual entretenerse ante la
falta de picadas.
Era un hecho que afrontábamos
las últimas horas de la tarde sin señales nada halagüeñas, en el último intento
por invertir la situación echamos al agua el resto de cebo que nos quedaba de
los cubos, el compañero LuisFer no podía aguantar en su totalidad la jornada
con nosotros y estuvo hasta el último instante pendiente de sus cañas buscando
esa alegría de última hora, ese mini-triunfo sobre la bocina que sin suponer
una gran victoria si sería una alegría, desgraciadamente no se dio tal hecho y
nuestro amigo tuvo que recoger su equipo a regañadientes y despedirse de
nosotros, aunque habían sido solo unas horas, a título personal siempre es un
gustazo compartir orilla con tan buena gente. Pasaba más de una hora desde que
había abandonado el campamento base nuestro compañero y justo cuando estaba el
desánimo presente en el ambiente Ouh Yeah corrió como alma que lleva el diablo
hacía una de sus cañas, tan eran las ganas que tenía que le picaran que o mucho
me equivoco o juraría que no se había movido su tensor ni sonado aún su alarma cuando
ya había emprendido la carrera, quizás le bastó un simple crujir de su carrete
para ponerlo en sobre aviso, sea como fuese lo cierto es que estaba luchando
por hacerse con su primera captura y la que supondría ser la segunda de la
sesión, con calma y sin apresura nuestro amigo se hizo con los mandos y llevo
hasta la moqueta una preciosa carpa común que se había zampado sin compasión
una ristra de maíz con otro flotante de tope.
Me encontraba llegados
a este punto con una sesión de pesca muy desagradecida pese a los muchos
intentos por cambiar cosas e intentar otras nuevas, por otro lado ni será la
primera ni la última vez que nos encontremos en ésta tesitura ni mucho menos
será de las peores pues al menos habíamos tocado escama, la espinita que tenía
era la de ser el único sin haber trabajado un pez de los presentes en el lugar
y lo cierto es que el tiempo no jugaba a mi favor pues las agujas del reloj
seguían un ritmo alarmantemente veloz y el transcurso de los minutos era
inexorable y aún más cuando por otro compromiso no podíamos apurar la tarde hasta
bien entrado el anochecer y tendríamos que desistir algo antes, pero como la
esperanza es lo último que se pierde y justo cuando menos reparaba en mis cañas
y me encontraba jugando con Scooby, una de mis cañas comenzó a sonar con
vehemencia, se trataba de la caña que había lanzado al agua unos 15 minutos
antes con mi querido chato’baits de coco en el último intento desesperado por
no venirme silbando, a pesar de la gran carrera inicial mientras luchaba con el
pez noté que no se trataba de ningún gran ejemplar pero aun así la alegría era
tremenda, el pez no se desclavo y logre hacerme por fin con mi fotografía, se
trataba de una pequeña pieza peleona que sin duda me había alegrado la tarde, ¡¡¡¡que
grandes son los chato’baits!!!!
Paulatinamente el paso
de los días nos deja una sensación de menor calor a la par que de un más
temprano oscurecer que con el transcurrir de las semanas irá a más, lejos de
desagradarnos nos entusiasma pues en cada periodo estacional se nos presentan
diferentes posibilidades a la hora de pescar variadas especies con
características y comportamientos diferentes, pues como decimos, con el notable
acorto de los días en cada sesión nos toca recoger un poco antes y más en ésta
que como comentábamos líneas atrás no podíamos apurar demasiado, por lo que al
poco tiempo de la captura y sin más novedades en el frente comenzamos a recoger
todo para dejar las cañas como último elemento por si se daba alguna picada
entretanto. Después de un día ameno y divertido en compañía de buenos amigos y
de haber esperado todo lo posible, decidimos que había llegado el momento de dar
por concluida la jornada de pesca y desmontamos las cañas mientras
disfrutábamos de una hermosa estampa y un paisaje acogedor, terminada ésta ya
estamos barajando posibles escenarios para acometer la futura sesión, como
siempre un placer, hasta la próxima amigos de Snowman…………
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