Como dicen que no hay
dos sin tres, después de dos salidas consecutivas del amigo Chato a Encinarejo
le quedo un run-run en la cabeza y tras unos instante de cavilación decidió que
para su última sesión de pesca escogería repetir experiencia en este
maravilloso enclave andaluz antes de cerrar por vacaciones y despedirse como
mínimo hasta dentro de unas cuantas semanas, donde las temperaturas den una
tregua y el calor no sea tan asfixiante a pie de orilla, cerramos así el
periplo del compañero por estos lares, aunque promete volver pronto dando mucha
guerra, de momento y hasta que eso ocurra, relatamos en estas líneas lo vivido
en la sesión. Comenzaba a amanecer
cuando ya nos encontrábamos en el lugar escogido, después de charlar un poco y
felicitar al Capi por su cumpleaños nos disponíamos a afrontar una jornada
marcada por el calor que se dejaba notar desde primera hora de la mañana y que
sería agotador y atosigante horas después.
Rápidamente comenzamos
a montar los equipos antes de que el sol picase demasiado, sin prisa pero sin
pausa en un periquete teníamos montados los trípodes y las cañas, solo restaba
decidir los puntos donde se pescaría, cebar la zona y preparar los bajos.
Una vez que tuvimos
claro el lugar que intentaríamos pescar comenzamos a cebarlo, para esta ocasión
nos decantamos por una mezcla de micropellets, elementos que en contacto con el
agua enseguida desprenden aroma y partículas siendo muy efectivos, al
expandirse por el agua y separarse por movimientos de la misma o por acción de
los peces, resulta que podemos tener la zona bien cebada y no tener un cebo acumulativo
que forme una gran montaña que pueda
asustar a nuestras amigas o saciarlas rápidamente y que desaparezcan de nuestra
zona, cuanto más tiempo estén rebuscando el alimento mayores serán nuestras
posibilidades de que se tope con nuestro montaje y se produzca la picada, por
ello las partículas pequeñas o elementos que se deshacen nos dan mucho juego
cuando buscamos este fin.
Siguiendo la misma
línea que explicábamos anteriormente, otro cebo que nos gusta usar son las
galletas de perro potenciadas con algún aroma, remojo, aceite, etc, para
dotarlas de mayor poder de atracción, se deshacen en no mucho tiempo y el
precio de cada kilo resulta interesante, también empleamos maíz, cebo universal
aceptado y querido por los peces.
Finalmente para terminar
con nuestro cebado utilizaríamos unos tacos, también se deshacen y desprenden
muchas partículas en el proceso, al utilizarlos de varios tamaños jugamos con
los tiempos de disolución y tenemos siempre nuestro cebadero en un punto
álgido, mientras algunos se han deshecho totalmente otros comienzan a hacerlo,
desde el minuto uno están trabajando perfectamente, una vez más todo el cebo
pudimos llevarlo hasta los puntos elegidos gracias a la estimable ayuda de
nuestro barco cebador, herramienta útil que nos facilita la tarea de cebado y
elección del puesto al sondear la zona.
Con los deberes hechos
solo tocaba esperar a tener suerte y conseguir un buen número de picadas y como
inmediata consecuencia de posibles capturas, en esta ocasión lo que nos rondaba
con más fuerzas y ganas en la cabeza era la sana monomaniaca idea de hacernos
con algunos de los barbos gitanos del lugar, en el resto de visitas al pantano
no habíamos sido capaces de engañar a ninguno de estos astutos animales,
suponía un reto interesante invertir esta nefasta racha y estábamos allí para
intentar lograrlo, empezamos pronto con una picada y con la esperanza de que
fuera el primer barbo, tras unos instantes el amigo chato lo que llevó hasta la
moqueta fue una carpa sana y muy guerrera, tocaba seguir esperando. Unos
minutos más tarde volvíamos a tener una picada en una de mis cañas, el animal
tiraba muy poco y por momentos parecía que se enganchaba, después de un rato
recorriendo la orilla y abriendo ángulo el pez se liberó y llegó hasta la
orilla, se confirmaban las primeras sensaciones y el pez era pequeño, pero eso
quedaba en un segundo plano, por fin lo habíamos conseguido, el primer barbo de
la sesión dio la cara y la alegría era notoria, un chato’baits de mantequilla
impregnado en su propio remojo había sido el culpable, una cura rápida que el
sol apretaba, una fotografía y corriendo al agua, ya estábamos esperando que
quisiera picar su padre.
No corría ni una brizna
de aire y la sensación era de bochorno absoluto, ya despojados de casi toda la
ropa eran continuos los paseos hacía la orilla para adentrarnos en el agua y
paliar tal sensación térmica, había que refrescarse y también hidratarse
constantemente, en uno de esos instantes y tras varias capturas de pequeños
ejemplares de carpas, el Chato que había subido al coche a ponerse el bañador
en pro de darse un aliviador baño, tuvo que bajar como alma que lleva el diablo
cuando una de sus alarmas se arrancó repentinamente y marco una picada
buenísima, nada más clavar el pez al igual que me ocurrió a mí la caña se
atrancó, después de muchos intentos por intentar desatrancarla decidió sacar
hilo y dejarla un tiempo por si el pez se podía soltar solo, no teníamos muchas
esperanzas pero sin separarnos de la caña pasados unos 3 o 4 minutos comenzamos
a oír como el hilo sacaba hilo muy lentamente hasta que pasados unos segundos
lo hizo más rápido y fue cuando Chato aprovecho para clavar de nuevo y
afortunadamente el pez se había liberado y tras unos momentos de batalla el
animal llegaba hasta la orilla, aún la alegría sería mayor cuando a pocos
metros de llegar hasta la sacadera descubríamos que se trataba de un nuevo
ejemplar de barbo y el primero de nuestro amigo engañado con un boilie de
Probiotic, empezaba a compensar las penurias que estábamos soportando.
Llegados a este punto
las picadas se sucedían, ya llevábamos varias capturas de entre 3-5kg de peso, era
todo un cuadro tener varias picadas casi consecutivas y estar en la orilla un
buen rato mientras el solazo nos atizaba sin compasión, en una de esas el Chato
se decidió a fotografiarse con una de sus capturas y no soltarla al agua sin
más, como estaba haciendo hasta el momento para poder salir disparado en busca
de la ansiada sombra y arrimado a la vera del querido bolso nevera y los refrescantes
víveres que albergaba en su interior, una captura más en su casillero
particular que ofreció una bonita lucha y que fue engañada con un chato’baits
de coco, una bola mayúscula en inmensidad de lugares y en particular allí, poco
después el Capi se sumaba a la fiesta, y no con una captura cualquiera, se
trataba de otro barbo, un hermoso ejemplar que dio una espectacular carrera y
una digna lucha con la que disfruto enormemente el Capi, se había zampado sin
dudarlo unos pellets cortesía del amigo Chato que los estábamos probando por
primera vez en este escenario.
Poco después el Capi
tenía una picada descomunal que casi le parte la caña, saco por lo menos 300
metros de hilo, después de varias horas de pelea logro traer el descomunal
tiburón hasta la orilla y fotografiarse con él, será un reto para los
pescadores que frecuenten el lugar lograr hacerse con alguna pieza similar,
antes de hacer un alto en el camino para tomar un bocado y en pleno remojón
para refrescar el cuerpo el Chato tenía una nueva picada al chato’baits de
coco, raudo se lanzó a frenar una de sus cañas que no dejaba de sacar hilo el
pez plantó batalla e intentó una frenética huida que rápidamente fue frenada
por el buen hacer de nuestro compañero que finalmente logró salabrar una pieza
magnifica con la que se fotografió instantes después para inmortalizar el
momento, el bañador de la suerte estaba dando resultado y el Chato contaba ya
en su haber con numerosísimas capturas aunque seguíamos esperando la del gran
barbo.
Después de comer bajo
el cobijo de los árboles del lugar y reposar el cuerpo un rato mientras se
pasaban las horas más críticas de calor total, decidimos darnos otro baño ya
que la actividad del pez había disminuido notablemente, ya no se sucedían los
saltos ni se apreciaban movimientos en el agua, tan solo se dejaban ver
pequeños alevines por la orilla que se llevaban más de algún susto tras alguna
que otra acometida de pequeños ejemplares de black bass que buscaban su merienda, por lo que los pequeñines tenían
que estar atentos y con ojos en todas partes para poder esquivar a éstos
astutos centrárquidos, después de
refrescarnos recebamos la zona buscando las últimas picadas de la tarde, tras
varias capturas de pequeñas carpas y otras picadas que no fructificaron, volvía
a sonar la flauta y nos hacíamos con otro barbo, no era el más grande del mundo
pero nos dio una gran alegría y lucho como todo un campeón, no fue nada
sencillo llevarlo hasta la moqueta, los pellets del Chato con un maíz flotante
artificial como tope poco a poco iban dando capturas, la sesión se estaba dando
a pedir de boca, no podíamos tener queja alguna.
Se acercaba el final de
la sesión y ya afrontábamos nuestros últimos momentos de poder redondear y
agrandar la retahíla de capturas en nuestro haber, después de haber cambiado
cebos recientemente tuvimos rápida recompensa con sendas capturas al borde del
doblete, pues mientras curábamos a una en la moqueta fue cuando tuvo lugar la
otra picada, la suerte nos ayudó a cobrarnos unas preciosas carpas, sanas y muy
luchadoras que bregaron y lo pusieron difícil haciendo una lucha fantástica y
muy entretenida, en esta ocasión sucumbieron a un chato’baits de melocotón
bañado en su remojo que es un auténtico escándalo, y a la siempre eficaz bola
de M1 de SBS que tantas alegrías nos ofrece, fotografía y al agua que no estaba
la temperatura como para estar mareando al pez.
La sesión estaba
resultando de lo más amena, y aunque en ese momento no lo sabíamos aún faltaba
lo mejor para rematar la jugada, tras varias capturas de carpas que no
llegarían ni a los 2kg de peso, el Capi se despedía con una nueva captura y ya
eran unas cuantas de las que podía presumir, una carpa no demasiado grande pero
con la que poso orgulloso y aún más lo estaba el fotógrafo al descubrir que de
nuevo una de sus bolas era la que se había cobrado la pieza, otra vez el
melocotón había obrado su magia y eso que apenas llevaba tiempo en el agua,
hubo que esperar algunos minutos más para tener la que sería la penúltima
captura del día y sin duda la que veníamos buscando desde el principio, no era
el más grande del lugar ni mucho menos, pero lográbamos hacernos casi sobre la
bocina con un hermoso barbo, el más grande de la sesión, una increíble
arrancada se produjo en una de las cañas de nuestro amigo Chato que en un
periquete ya estaba luchando para hacerse con la pieza, como la picada se había
producido al montaje de sus pellets con los que habíamos sacado varios barbos
teníamos la esperanza de que fuese uno, y como ya hemos descubierto líneas atrás,
efectivamente se trataba de un barbo, un precioso gitano que hizo disfrutar de
lo lindo a nuestro amigo y terminó de arreglarnos la sesión, enhorabuena
compañero.
El intenso calor
protagonista durante toda la jornada parecía disminuir su prominente y atizador
ardor y nos dejaba respirar levemente, como el día había sido agotador y aún
nos quedaba un largo camino de regreso a casa, no haríamos muy tarde y
comenzaríamos a recoger en unos instantes, fue mientras desmontábamos parte del
equipo cuando tuvimos la que fue la última picada de la sesión, el Chato tras
correr hacia una de sus cañas para clavar, tras unos instantes y con la ayuda
del Capi lograba llevar hasta la moqueta una preciosa carpa royal que dio una
magnifica lucha, suponía el broche de oro a una salida espectacular entre
buenos amigos, como siempre un auténtico placer formar parte de estas
escapadas, habíamos logrado múltiples capturas y lo más importante, queríamos
sacar algún barbo y tuvimos la fortuna de poder hacerlo, ahora el reto es poder
conseguir algún ejemplar de mayor peso, inmejorable excusa para volver en otra
ocasión, así pues, después de un año
movido y con múltiples salidas a diversos lugares de la geografía española, algunos se toman un pequeño descanso, un breve paréntesis vacacional para recargar las
pilas y volver con energías renovadas para seguir teniéndoos al tanto de
nuestras jornadas a pie de orilla y de las del resto de compañeros, buen verano
a todos, que disfrutéis mucho, a refrescarse por dentro y por fuera y hasta la
próxima…..
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