Hacía tiempo que varios
compañeros tratábamos de cuadrar las agendas para poder echar un día a pie de
orilla y después de varios intentos fallidos pudimos reunirnos el pasado Sábado
13 de Abril. Bien temprano estábamos ya en pie y rumbo hacía la orilla,
primeramente hicimos un alto en el camino para reunirnos todos y tomarnos un
café, cumplido el trámite, derechos al charco.
A diferencia de semanas
atrás y el predominante mal tiempo, en esta ocasión tendríamos un día de
bastante bochorno, incomodo en ciertos momentos que hacía inevitable
resguardarse entre los árboles aprovechando el cobijo que nos brindaban. Para
esta salida contábamos con la presencia de José Luis y familia, Miguel, Miguelin,
Chato y familia, el Capi, y ya por último, el que escribe estas líneas, habíamos
elegido una recula que frecuentamos debido por un lado a la generosa explanada de
la que disponíamos para estar desahogados y por otro lado a la actividad del
pez percibida durante la semana y además que a diferencia de otros años estaba
bastante cargada de agua.
Conocíamos la zona y
sus características por lo que no tuvimos que perder mucho tiempo en estudiar y
sondear el lugar, cebamos ligeramente con semillas, tacos y algunas bolas para
seguidamente montar los equipos y esperar acontecimientos, en el peor de los
casos volvería a ser un día extraordinario rodeado de gente increíble, aire
fresco y ricos guisos, así que no se pone uno muy nervioso precisamente
esperando picadas.
Abarcamos bastante
espacio al ser tantas personas, lo que nos permitía probar en la zona cebos
variados, de rápida y lenta disolución, buscar una profundidad u otra, jugar
con los colores o el mayor o menor levantamiento de los cebos respecto del
fondo, en definitiva, intentar sacar conclusiones en la búsqueda de descubrir a
que prefieren sucumbir las amigas del lugar, encomienda aparentemente sencilla
en la teoría y retornada en la práctica como una espinosa y ardua tarea.
En Cuanto al cebo,
queríamos probar una serie de boilies caseros que estamos testando en
diferentes lugares para sacar conclusiones, lo que te permite incorporar y eliminar elementos
hasta dejarlos en el punto que nos agrada, también utilizamos pellets de varios
tipos, el siempre efectivo grano de maíz también tuvo un hueco en la sesión,
también decir que otros compañeros querían tentar al Channel Catfish y eligieron
otro tipo de cebos intentando que algún ejemplar de buen tamaño se decidiera
por tomar el engaño.
El día estaba estupendo y la temperatura era magnifica, los saltos se
sucedían mientras ultimábamos los detalles pendientes de nuestros montajes,
algunos se decantaron por montajes simples, otros por nuestro querido Winnie de Pooh para los pop-ups, (os instó a que lo probéis
si no lo habéis hecho ya pues es un montaje muy efectivo que seguro que os
gusta, como hemos señalado en otras ocasiones no tiene mucha complicación, un
anzuelo pequeño y algo curvo, una anilla para colocar el boilie ayudado de una
gomilla, un trozo de monofilamento etc, un tope para que no se salga del
anzuelo, la altura del citado tope en el anzuelo marcará el mayor o menor
movimiento que pueda tener, el termoreducible con la forma curva, tan sencillo
como enrollar el bajo en un corcho y aplicar calor y ya por último un plomo
pequeño al final del termoreducible para una perfecta presentación del montaje)
unos lo acompañaban solo de alguna malla de pva y otros se decantaban por
utilizar engodo, micropellets etc.
En poco tiempo ya
estaba el campamento base en pie y todas las cañas en el agua, en el horizonte
nos esperaba para la hora de comer un exquisito arroz con pollo, aprovechando
los víveres que nos ofrece la naturaleza consideramos que un condimento que le daría muy buen toque al
guiso sería unos cardillos, mientras arreglábamos un buen manojo que había
recolectado el Chato en un periquete, empezamos a tener las primeras picadas
del día, se trataban de pequeños ejemplares de carpa y barbo, pero Miguelillo
disfrutaba como un crio sacando pez tras pez, enseguida lo nombramos encargado
de la retahíla de cañas que había en la orilla, cargo que asumió gustosamente.
El sol no daba tregua,
cada minuto transcurría con mayor viveza en su calor, resultaba sofocante y
había que ir paulatinamente quitándose capas de ropa, habían pasado ya unas
horas desde que comenzó nuestra sesión, las picadas continuaban, Miguelin
seguía con tarea y el Capi ya había empezado con los preparativos de nuestras
queridas e insustituibles Gachas.
Resulta muy interesante
contemplar la vida y movimiento que se despierta en esta época del año, no solo
los molestos mosquitos con sus continuos bombardeos hacía nuestra persona, también
vemos las orillas recorridas por alevines o pequeños peces, aves, anfibios y un
largo etc, que en ocasiones tenemos la fortuna de poder inmortalizarlos como
fue en éste caso.
Hasta el momento eran
múltiples las capturas que contábamos en nuestro haber, pero tan numerosas como
de escaso peso, seguíamos esperando la clavada de algún buen ejemplar, mientras
tanto Miguelin seguían sumando fotografías en su álbum de capturas.
Casi sin darnos cuenta se
estaba pasando la mañana y lo estábamos pasando en grande, fue entonces cuando
el Capi nos llamó a filas, las Gachas nos esperaban en el centro de la mesa,
cada uno saco su kit de buen pescador Snowman, Cuchillo-Cuchara-Tenedor, y a
darle caña a las gachas que frías no están buenas.
La pesca que entraba
era menuda y la grande se hacía de rogar, como contábamos con un hurguillas
inquieto entre nosotros, decidimos montarle una caña con un anzuelo muy pequeño
y una boya para que desfogase y no quisiera cambiar los montajes cada 2
minutos, cebamos con algo de engodo y unos granos de maíz con la ayuda de un
tirachinas y en poco tiempo enlazó picada tras picada, alternaba pequeños
barbos con carpas y hasta algún que otro Channel.
Tal era el éxito en
capturas que estaba teniendo nuestro amigo que en un soplo agotó todas las
lombrices que había logrado coger, así que tuvo que echar mano de los granos de
maíz para continuar con la racha triunfal, que a pesar de cambiar de cebo no se
vio disminuida y siguió haciéndolo disfrutar de lo lindo, en ese momento la
pesca menuda estaba que bullía, continuos saltos y movimientos en el agua daban
fe de ello.
Como Miguelin era el
que más escama estaba tocando, más de uno se apuntó a sentarse un rato a
relevarle para que descansase de tanto traqueteo de sacar peces, coyuntura que
aprovecharon para mandarlo en busca y captura del cebo estrella de la sesión,
unas cuantas lombrices.
Así llegamos a la hora
de comer, nuestro arroz con pollo estaba humeando en solitario en la mesa, y es
que minutos antes mientras preparábamos todo una de las alarmas del Chato sonó
con vehemencia repetidamente, durante unos instantes se hizo él silencio y nos
quedamos reparados, la centralita del amigo indicaba que la caña agraciada con
la picada se trataba de una que buscaba al Channel Catfish, con un bajo fuerte,
un gran anzuelo y una bola casera enorme de hígado con su correspondiente
remojo, la fuerza de la picada nos llevó a pensar que después de tanto pez
pequeño por fin había llegado el momento de sacar una gran captura y tras la
línea se escondería un magnífico ejemplar. Apresuradamente corrimos hasta las
cañas mientras el Chato realizó la clavada, las sensaciones eran buenas, el pez
estaba tras la línea y se notaba que tenía peso, tras unos minutos de batalla el
pez estaba próximo a la orilla y comenzamos a ver su silueta, fue entonces
cuando nos llevamos toda una sorpresa, a nuestro amigo no le había picado
ningún Channel, se trataba de un Lucio, era una buena pieza pero quedamos algo
desencantados pues estábamos esperanzados en lograr capturar un Channel Catfish
de gran tamaño, y la situación que teníamos era cuanto menos curiosa e inusual.
Después de
fotografiarnos con la pieza tocaba emplearse en el arroz mientras comentábamos
lo sucedido, en poco tiempo y cucharada a cucharada fuimos haciendo mella en la
sartén hasta dejarla en niveles mínimos, una vez más y para nuestras alegría el
Capi seguía con su tendencia al éxito culinario, es muy culpable de que estemos
de tan buen ver.
Una vez finalizada la
comida era la hora del postre, había donde elegir, café, batidos, Cola
Cao, pasteles, y una sorpresa para esta
ocasión, un increíble Flan casero que tenía una pinta tan maravillosa que
tuvimos que hacer un esfuerzo titánico para esperar a fotografiarlo y no hincarle
la cuchara por el camino, estaba bárbaro.
Recobradas las fuerzas
y mientras algunos aún se relamían cuchara en mano, era la hora de pasear para
bajar lo engullido, para reposar la cabeza sobre la silla y descansar los ojos,
o para ponerse manos a la obra y seguir pescando, esto último fue lo que
decidió hacer Miguelin quien saco una de sus cañas para cambiar cebo e intentarlo
con unos pellets pringosos y olorosos, aquí lo tenemos mostrándonos orgulloso su montaje.
Afrontábamos las
últimas horas de la tarde, seguíamos con multitud de picadas pero nos
manteníamos estancados en el peso, apenas sobrepasaban los 2kg las capturas más
grandes sacadas y se agotaba el tiempo para revertir la situación.
El reloj prosiguió
inexorablemente marcando las horas y las capturas seguían dándose con relativa
asiduidad, sin perder la esperanza cada vez veíamos más lejana la posibilidad
de capturar algún ejemplar de mayor peso a los obtenidos hasta el momento,
aunque seguíamos intentándolo, por las experiencias ya vividas, en nuestro
fuero interno sabíamos que la cosa no tenía mucha pinta de cambiar.
Empezó a caer la noche
sobre nosotros dejando un paisaje increíble, eran ya muchas horas las que
llevábamos a pie de cañón, la temperatura por fin nos daba una tregua y era de
lo más agradable pues corría una brisa muy aliviadora después de la tarde tan
sofocante sufrida, a pesar de ser cuando mejor estábamos y de buena gana nos
habríamos quedado mucho más tiempo, era el momento de recoger y volver a casa,
aún nos quedaban bastantes kilómetros por recorrer y el cansancio ya era
patente, así que dimos por concluida esta sensacional jornada, en esta ocasión
sacamos muchos peces pero la suerte fue esquiva y no pudimos hacernos con
ningún gran ejemplar, lejos de desanimarnos supondrá una más que bienvenida
excusa para volver a reunirnos e intentarlo nuevamente, lo pasamos de fábula y
es un gustazo poder formar parte de estas escapadas con gente tan extraordinaria, hasta la próxima……..
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