viernes, 21 de noviembre de 2014

Carp Family.

De nuevo, Richovich y Fray han estado con nosotros en una sesión de pesca en grupo. En esta ocasión tras los barbos comizos.
Fueron unos días muy complicados para la pesca del barbo debido a la meteorología, pues donde pensábamos que la temperatura ya sería lo suficientemente baja para que estos ciprínidos tomasen el control de los embalses, se convirtieron en fechas de sofocante calor que hicieron dispararse los termómetros. Pero mejor que lo veáis por vosotros mismos.
Snowman Carpfishing y La Kaña Production TV

viernes, 14 de noviembre de 2014

UNA INVERNAL. (Queda poco tiempo para estas estampas).

Cada sesión de carp fishing que preparamos es un mundo diferente y un nuevo reto para cada uno de nosotros y en ocasiones, los planes previstos se ven truncados por motivos y factores que escapan a nuestro control. Pero son estas sesiones las que nos forjan como carpistas y las que nos hacen sentir cada vez más pasión por este maravilloso deporte que, verdaderamente, se merece el calificativo de “aventura”.
Comienza la sesión.
El pistoletazo de salida comienza desde el preciso instante en que se pone fecha a la sesión, algo que no suele costar mucho cuando se trata de compartir algo con lo que tanto disfrutamos. Aunque se tarda algo más en elegir el destino más interesante y apropiado. Elegir un destino siempre implica más de una deliberación y análisis de los pros y contras en cada uno de los lugares que tenemos pre seleccionados, pero no solo elegir el lugar es la cuestión más importante, porque cada escenario implica la preparación de un material u otro atendiendo a la época del año, la meteorología y las características particulares de cada uno de ellos, por lo que, los días previos a una sesión de carp fishing están llenos de actividad organizativa en la que no puede quedar ni el más mínimo detalle por revisar.
Y aquí comenzó nuestra sesión, una vez elegido un escenario y preparado material, artes y cebos que a nuestro parecer podrían ser los más adecuados a las condiciones en las que se encontraba en ese momento el destino seleccionado. Con todo listo para engañar los peces pusimos rumbo al emblemático embalse de Orellana, al él llegamos cargados de energía, ganas e ilusión por las grandes expectativa que llevábamos, pero todas esas ilusiones se fueron desvaneciendo según avanzaban las horas, porque una vez pudimos ver el magnífico nivel de agua que presentaba el embalse, una noticia excelente para el medio ambiente, pero que hacía preocuparnos por la falta de accesos, ya que un nivel tan alto del agua solo podía significar una cosa; los accesos y puntos donde establecer el campamento estarían muy limitados. Nuestros augurios se hicieron realidad, no tuvimos que visitar muchas zonas para darnos cuenta que tendríamos difícil encontrar algún rincón de este embalse en el que pudiéramos instalarnos, pero nuestra intención era pescar allí y continuamos con la búsqueda cada vez más infructífera que con el paso del tiempo nos hacía plantearnos abandonar.
Tras cinco horas visitando diferentes zonas del embalse nos detuvimos un momento a reflexionar y, estuvimos a punto de anular la sesión y volver a casa hasta la próxima, pero entonces recordamos que unos compañeros estarían en un embalse cercano esos días y nos pusimos en contacto con ellos. No dudaron en cedernos espacio para que nos instaláramos junto a ellos y así lo hicimos. Marcaba el reloj las once de la noche cuando habíamos terminado de montar el campamento y nos sentamos a descansar un poco tras la afanosa tarea de montar campamento, mientras tomábamos un tentempié, deliberamos la forma de afrontar este nuevo escenario. Era muy tarde y decidimos que sería mejor valorar la estrategia de ataque a la mañana siguiente,  cuando estuviéramos más descansados y las ideas fluyeran para tomar las decisiones más adecuadas, pues nos habíamos ganado un descanso tras un largo y pesado día recorriendo caminos.
Amanece en el nuevo escenario.
Con el alba, el hielo que había dejado la noche brillaba a nuestro alrededor y pudimos admirar aquello que la oscuridad de la noche no nos había dejado ver cuando llegamos allí, un bonito lugar rodeado de bosque de eucalipto que nos daba acceso a una amplia franja de agua con muchas posibilidades.  Tras un desayuno rápido y caliente para atemperar el cuerpo después de la fría noche, nos apresuramos a ponernos manos a la obra. Barca a la helada agua y a sondear en busca de los peces o las zonas más propicias para poder pescarlos. Operación que no fue nada fácil, pues… la homogeneidad del fondo no parecía tener fin y dificultaba la localización de algún desnivel, elevación, estructura, escalón… cualquier cosa que rompiera la monotonía y nos hiciera determinar esa zona como nuestro spot. Pero la insistencia hizo que tras varias vueltas sondeando el fondo, por fin localizáramos una pequeña hondonada que no dudamos en marcar como spot para la sesión. Una vuelta más para determinar el tamaño de la misma, y listos para un cebado ligero a base de maíz dulce y pequeñas semillas como el trigo y el cañamón junto a micro pellets de 3 y 5mm, este ligero cebado debería encargarse de anclar a los peces que por allí se acercaran y estimular su apetito hasta que dieran con nuestros engaños.
Al fin habíamos encontrado un spot interesante y lo habíamos cebado, pero en contra teníamos la distancia a la que se encontraba, unos 220m. Mucha distancia, pero que realmente era necesaria si queríamos tener las mínimas posibilidades en esta sesión. Está claro que una distancia así conlleva mucho trabajo a la hora de ubicar los bajos y recebar si fuera necesario, pero para algo vivimos en la era de la tecnología, por lo que el uso del barco cebador nos agilizaría, facilitaría y atenuaría mucho esa trabajosa labor. La parte más importante ya la teníamos conseguida, ahora tocaba adecuarnos al escenario en el que nos encontrábamos.
Cambio técnico.
Habíamos preparado una sesión en un escenario totalmente diferente al que nos encontrábamos, por lo que nos tocaba realizar un cambio de técnicas para afrontar esta nueva sesión que se nos presentaba. Como siempre, lo más importante es conocer las características de lugar, la población de peces y su talla media, algo de lo que ya teníamos conocimiento, por lo cual, el cambio de técnicas era obligado para afrontar con garantías las horas que nos restaban hasta la conclusión de la sesión.
Lo principal sería modificar los montajes para adecuarlos más al tipo de peces al que nos enfrentábamos, ya que el tamaño medio de los peces en este lugar habitualmente no supera los cinco  o seis kilos de peso, por lo que los montajes que teníamos preparados para luchar contra grandes ejemplares serían demasiado robustos. Otro cambio debía ser en los cebos, y más que en los cebos en sí, en su tamaño y el de las presentaciones. Elaboramos los nuevos bajos utilizando anzuelos del número seis y trenzado de 15 y 25lb con un pequeño lastre de tungsteno para pegar este al fondo y hacerlo pasar lo más desapercibidos posible, porque aunque los peces del lugar no sean los grandes, esquivos y desconfiados ejemplares de otros escenarios, no dejan de ser carpas también y son igual de instintivas, más aún teniendo en cuenta esta época tan fría en la que se encuentran casi aletargadas y en las pocas ocasiones en las que se disponen a comer, toman los cebos con demasiada timidez.
El cebo elegido para cebar los bajos debía ser algo a lo que los peces no pudieran poner reparo en tomarlo cuando lo encontraran, por lo que un magot rig con un par de lombrices insertadas sería una de las presentaciones junto a otras de maíz dulce. Por mi parte, decidí hacer una combinación de ambos cebos preparando un montaje en el que presentaría una ristra de maíz dulce y un magot con algunas lombrices, intentando conseguir que se mostrara como un bocado irresistible para las perezosas carpas, pero a la vez, usando el tamaño del cebo como disuasorio para los más pequeños en caso que a su alrededor coincidieran varios peces atraídos por el cebado. También opté por presentar boilies que me ofrecen la máxima confianza como; la piña y ácido butírico y el de cangrejo hidrofish, dos cebos que resultan muy efectivos en cualquier época del año, pero a los que se les saca un excelente rendimiento cuando la temperatura del agua es baja, ya que estos cebos poseen la capacidad de difundir sus atrayentes y estimulantes en tan complicadas condiciones. Atendiendo a la época del año en la que nos encontrábamos y en el comportamiento de los peces en esta, realicé pequeña pero que consideraba imprescindible modificación antes de ensartar los boilies en el hair. Creí muy necesario recortar los cebos para reducir unos milímetros su tamaño y favorecer la difusión de sus aromas y estimulantes, a la vez de equilibrarlos para reducir al máximo el esfuerzo del pez a la hora succionarlo.
Equilibraría el boilie de cangrejo con un maíz de plástico que realizaría doble función, por un lado aliviar el peso del montaje, y por otro, atraer la curiosidad del pez por medio de su propiedad fluoro. Buscando también utilizar una de las presentaciones de boilies para seleccionar la talla del pez a través del tamaño del cebo, optaría por presentar un snowman con la piña y ácido butírico, combinando un boilie de 20mm con un pop up fluoro del mismo sabor en 15mm, buscando también llamar la atención del pez. Como las condiciones son difíciles con estas temperaturas, todo lo que hagamos para atraer a los peces es poco, por eso, a cada uno de los montajes lo acompañaría una malla de PVA con un cocktel de micropellets, stik mix y boilie triturado para hacer más atrayente y atractivo el punto dónde se encontraba el boilie de anzuelo. Ya estaba todo decidido y preparado, por lo que poco más podíamos hacer para conseguir capturar algún pez, así, solo faltaba esperar para comprobar si la estrategia preparada había sido la acertada.
Poca actividad.
Transcurrió gran parte del día sin muestras de actividad en la zona y era bastante desalentador comprobar cómo la calma invadía todo el ambiente, el pensamiento de que habíamos trabajado bien y habíamos preparado una buena estrategia nos reconfortaba y hacía que albergáramos esperanzas de que en un momento u otro se producirían las deseadas picadas.
Con las primeras horas de la tarde nos sobresaltó el pitido de una alarma, se trataba de la presentación conjunta de maíz y lombriz, un tiempo de recogida para recorrer los más de 200 metros de línea que nos separaban del pez, y por fin divisamos una pequeña carpa que intenta desesperadamente zafarse del anzuelo a pocos metros de la orilla, un esfuerzo que le resultó inútil porque pronto estuvo reposando dentro de la sacadera.
El pequeño ejemplar de poco más de cuatro kilos inauguraba la sesión y nos alentaba ver que el trabajo empleado empezaba a dar frutos, la decisión de presentar conjuntamente maíz y lombriz parecía mostrarse como un gran acierto.
Transcurre el tiempo y se produce una nueva picada, esta vez en una caña que el compañero había decidido cebar únicamente con lombriz, otra carpa de nuevo reposando sobre la moqueta con un porte similar a la anterior. Parece ser que la lombriz se va a postular como el mejor cebo para la sesión, como así demostró en sendas capturas posteriores tanto como único cebo, o conjuntamente con el maíz. Pero había otros cebos en el agua que de momento no estaban arrojando el resultado que esperábamos de ellos, y eso nos intranquilizaba.  Es difícil que ningún otro cebo pueda competir con eficacia y rapidez de la lombriz, y paso más tiempo para que los boilies comenzaran a depararnos capturas, pero al final también hicieron sucumbir varios peces que engrosaron el cupo de capturas de la sesión.


Adaptar o fracasar.
Esta ha sido una sesión cargada de anécdotas desde que le pusimos fecha y, aunque no ha estado coronada con un gran ejemplar, bien por las características del escenario, bien por no haber contado con la suerte necesaria o por no haber acertado con la técnica y la estrategia para ello, es imposible saber el por qué. Pero lo que sí que ha sido, una de esas sesiones en las que el secreto del éxito ha estado en la adaptación, el trabajo y el acierto en las decisiones.
Este tipo de sesiones me hacen abrir los ojos y disfrutar del carp fishing al cien por cien, porque creo que en ocasiones estamos tan cegados en conseguir grandes ejemplares, que perdemos la perspectiva real de esta modalidad. Estas jornadas nos demuestran que no hay que menospreciar ningún escenario, que todos y cada uno de ellos son diferentes entre sí, y todos entrañan dificultad. Y la verdadera meta de nuestra modalidad es, conseguir los mejores resultados en cada uno de ellos, mostrándonos flexibles y adaptables a todas las circunstancias. Después, la toma de decisiones puede ser o no acertada, pero cuando hemos hecho las cosas que hemos considerado más adecuadas y hemos trabajado para hacerlo bien, habremos aprendido y adquirido nuevas experiencias independientemente del resultado final, pues tanto de los fracasos como de los éxitos aprenderemos si extraemos la parte positiva de cada uno de ellos.
Que disfrutéis del Carp Fishing.