Pescar en verano. Buscando eficiencia.
¿Os ayudarán 4 fotos y 3500 palabras?... Espero que por lo menos os den ideas y ganas de ponerlas en práctica.
¿Os ayudarán 4 fotos y 3500 palabras?... Espero que por lo menos os den ideas y ganas de ponerlas en práctica.
Se instaura el verano plenamente y los días
de pesca ya no son tan agradables como hace tan solo unas semanas, por eso, he
querido recuperar un artículo sobre la pesca de la carpa en esta época, del que
en su día, se extrajo una parte que fue publicada en la revista Carpamania como
consecuencia de la llegada de las altas temperaturas. Ahora creo que es buen
momento para publicar la versión completa en el blog de Snowman Carpfishing con
el objetivo de ayudar a aquellos carpistas que ven en esta época el periodo más
duro para el carp fishing, sin olvidar de todos esos que, independientemente de
las condiciones ambientales, no pueden
dejar de practicar esta afición.
Examinando la
cuestión.
Tenemos el concepto generalizado que la
práctica del carp fishing requiere de la realización de largas sesiones en las
que permanecemos innumerables horas junto a la orilla esperando que los peces
sean benévolos e incautamente se dejen engañar por nuestra estrategia
desplegada para conseguirlo, pero… ¿Es totalmente necesario estar tantas horas
esperando que los peces quieran tomar nuestro engaño?.
En primer lugar, si analizamos con meticuloso
rigor las sesiones de larga duración en la orilla de un lago, embalse o río, puede
que concluyamos; que estas las realizamos más por placer que por imperiosa
necesidad en la conclusión de resultados y, aunque habría que matizarlo mucho, la
afirmación anterior contiene una parte burlesca con un gran punto de realidad,
o quizás me equivoque y solo contenga la parte de la broma o, ¿solo la de
realidad?. En cualquier caso, de lo que sí estoy totalmente seguro es, que sea
como fuere, disfrutamos todo el tiempo que pasamos en la orilla, sea para
recreación personal, para devanarnos los sesos en busca de los por qué, o sea
compensando las dos posibilidades anteriores y simplemente gozar pescando… no
sé realmente por qué, y aunque el tema vaya al hilo, se me hace un batiburrillo
en la cabeza que me desvía del principal asunto que quiero tratar, así que al
lío.
Una sesión de larga duración, entendiendo por
ello sesiones superiores a tres días de pesca continuada, -es al pescador como
el tiempo al vino-, pues todo el tiempo que pasemos junto a la ribera de un
río, lago o embalse nos hará mejorar si prestamos atención y nos interesamos
por lo que sucede a nuestro alrededor, cavilando sobre las circunstancias que
se van aconteciendo a lo largo de la sesión. Cuando somos activos mentalmente durante
los largos periodos de pesca, se nos plantean tantas preguntas como situaciones,
circunstancias o cambios se van produciendo con el paso de las horas y, por lo
general suelen ser muchas las variaciones que nos acontecen. Por cada pregunta
a las eventualidades que sobrevienen es probable que nos auto propongamos más
de una teoría como posible respuesta, en ocasiones tantas posibilidades que se
convierte en un juego de azar decantarnos por un de ellas, siempre con la
esperanza de haber elegido la más acertada. Pero esto no es algo exclusivo,
esto es algo que sucede en cualquier sesión, independientemente de la duración
de la misma, porque si hay algo que embellece y engrandece este deporte es
precisamente eso, la enorme cantidad de factores y variables que intervienen en
cada sesión y que pueden influir de forma positiva o negativamente en el
resultado final de la misma.
Debido al colosal número de variantes que nos
podemos encontrar durante una jornada de pesca, el tiempo dedicado a una sesión
juega un importante papel que puede inclina la balanza del éxito hacia nuestro
lado, ya que disponer de ese tiempo nos permitirá realizar cambios en nuestras
técnicas y estrategias a demanda de la evolución de la sesión, intentando que
los beneficios del factor tiempo caigan de nuestro lado. Pero hay que tener
presente que los resultados nunca están asegurados por mucho tiempo y cambios
que realicemos durante nuestra pesca, siendo este otro de los motivos por los
que a tantos nos tiene seducidos este deporte.
Por los motivos antes descrito, podemos
concluir que las sesiones de larga duración son la forma más idónea de llegar a
conseguir resultados, pero no siempre se dispone de tiempo suficiente,
existiendo diferentes circunstancias que pueden condicionar nuestro tiempo de
permanencia en acción de pesca, lo cual limita y merma considerablemente
nuestras posibilidades de reacción ante una situación adversa en la que no conseguimos
los objetivos fijados, siendo una de las principales causas la falta de tiempo
libre, una limitación a la que todos estamos sujetos por diversos motivos.
Aprovechando el
tiempo.
Porque no solo la falta de tiempo libre para
dedicarlo a la pesca es el causa que puede limitar nuestras sesiones,
hablaremos de otra circunstancia que está muy ligada a la época del año en la
que nos encontramos; las altas temperaturas. La climatología que encontramos en
este periodo hacen muy duro permanecer durante días junto a la orilla tratando
de encontrar la estrategia, la técnica y el momento para engañar a las ahora perezosas
carpas. De aquí, realizando un ejercicio de observación y reflexión durante una
de estas sofocadoras sesiones llegué a la conclusión que, especialmente en este
periodo en el que la temperatura ambiental y del agua es muy alta, la actividad
de los peces disminuía drásticamente y se centraba, aún más acentuadamente que
en otras épocas, en algunos momentos puntales del día, convirtiendo las
sesiones de pesca en menos agradables, provechosas ni rentables como deberían o
nos gustarían. Así que puse en práctica uno de los puntos fundamentales del
carp fishing antes de realizar una sesión como es; la observación. Todos sabemos que la localización de los peces es
una acción primordial a la hora de elegir un puesto de pesca en el que
practicar nuestra pasión con ciertas garantías de éxito, pero… ¿y si no solo
localizamos los peces?.
La respuesta más lógica a la pregunta
anterior sería otra pregunta, -¿y qué más busco?-. Al menos esta pregunta me
hice yo, y de ahí surgió la idea de no limitarme a buscar la actividad de los
peces, sino, que una vez localizados estos, anotaría la hora en la que había
observado la actividad. Con esta idea mi intención era determinar en qué
momento o momentos del día los peces se mostraban más activos en una zona
determinada, y por ende, aumentar así la posibilidad de conseguir alguna
captura sin necesidad de soportar inútilmente el sofocante calor que sufrimos
en esta época del año.
Con la idea bien clara y definida prospecté
un pequeño escenario para poner en práctica lo que de momento, era solo una
tesis, aunque desde mi punto de vista parecía una buena idea que había que
poner en práctica y probar los resultados que ofrecía, y con este planteamiento
me lancé a la faena
Buscando
actividad.
Ni siquiera estar en una zona de sombra apaciguaba
el sofocante calor que estaba haciendo, y sin decaer por ello, continué en
busca de alguna señal de los peces y la insistencia dio sus frutos al localizar
actividad en algunas de las zonas que había pronosticado, sobre todo en dos
puntos concretos la evidencia de que los peces se estaban alimentando era incuestionable.
Mi planteamiento de localizar los peces y el momento en que estos se
encontraban activos obtenía un claro ejemplo que apoyaba la idea, pues los
peces aparecían, se alimentaban, y tan rápido e inesperadamente como lo hacían,
desaparecían de escena volviendo al lugar la quietud que predominaba en el
entorno. Pude registrar en una nota dos lugares y las horas en las que había divisado
actividad en cada uno de ellos, así que me di por satisfecho y dejé atrás el
caluroso escenario para al día siguiente poner en práctica la teoría..
El día de la
prueba.
Había llegado el momento de poner en práctica
la nueva estrategia y debo reconocer que no las tenía todas conmigo, pues
albergaba algunas dudas por el hecho de pescar durante un espacio de tiempo tan
reducido en unas condiciones tan desfavorables, en las cuales acostumbramos a
el spot más adecuado y pescarlo durante el mayor tiempo posible, para así estar
en disposición en el momento que los peces aparezcan para alimentarse.

Las artes estaban preparadas y las
presentaciones ubicadas en los lugares que creía más apropiados, solo faltaba
esperar. Iba transcurriendo el tiempo y se aproximaba la hora en la que el día
anterior había visto a los peces pulular por la zona, aunque de momento solo
había divisado por las inmediaciones al animal que menos quería ver por allí,
una tortuga. No era el galápago leproso el visitante que deseaba por la zona,
pero es lo que tienen nuestros ríos y embalses en épocas de tan altas
temperaturas, y la incertidumbre por la presencia del quelonio se apoderaba de
mí. La hora fijada ya había pasado, y aunque algo impaciente, no podía pretender
que los peces hicieran gala de una puntualidad inglesa, y cuando menos lo
esperaba, aparecieron las primeras burbujas cercanas a los montajes que rompían
la monótona placidez de la superficie del agua, pero dudaba si se trataría de
un pez o de la tortuga que vi merodeando por la zona, aún así, el nerviosismo
por ver las pompas de aire sobre el agua iba creciendo cuando de repente, se
produce una fuerte picada. Sabía que tenía que ser rápido en la recuperación de
la presa con el fin de alejarla lo antes posible de la zona de ramajes sumergidos
donde se encontraba, y un vigoroso tirón de la caña fue suficiente para que el
pez se dirigiera hacia una zona más abierta en la que pude darle más tregua y
pelearlo con mayor tranquilidad. En poco tiempo tenía una bonita carpa
reposando sobre la moqueta y la satisfacción de haber acertado con el spot y la
estrategia de pescarlo en un determinado momento, pues la diferencia entre la
hora anotada el día anterior y la hora en la que se produjo la picada solo era de
unos 15min, por lo que la prueba había sido superada, al menos en esta zona.
Tras inmortalizar el momento ya era hora de recoger y dirigirme a la segunda
zona seleccionada el día anterior.
El paseo hasta el segundo punto lo hice henchido
y animoso por el éxito obtenido anteriormente, y tras un momento de descanso a
la sombra para recuperarme del sofocante calor, me dispuse a preparar de nuevo
las artes. Esta era una zona más limpia y abierta que la anterior, flanqueada
en la orilla cercana por densas junqueras que daban una sensación de frescura
que de ningún modo se correspondía con la condición ambiental del momento, aunque
sí mucho más agradable para mí, pues a diferencia que la anterior zona, esta zona
tenía abundantes árboles cuya sombra me protegía y aliviaba en cierta medida,
del incesante azote del sol.
Utilicé la misma técnica en la presentación
de los cebos, y una vez en sus emplazamientos, solo faltaba esperar y que la
fortuna me sonriera como hacía tan solo unas horas. Esta vez la espera se hacía
más liviana, y no solo porque ahora me encontraba a la sombra de los árboles
que protegían la orilla, sino, porque el hecho de haber logrado el objetivo en
el lance anterior, ya era una estimulante recompensa, aunque había que
reconfirmar el acierto de la estrategia de pescar a determinadas horas del día,
e hidratándome bajo la amable sombra de los árbol que me circundaban esperaba a
que transcurriera el tiempo y se aproximara el momento en el que presumiblemente
harían acto de presencia los peces.
Para amenizar el tiempo de espera, decidí
preparar algún bajo por si necesitaba cambiar de técnica para solventar la
situación, pero mientras finalizaba la confección de un bajo para pescar en
superficie, y aún faltando unos veinte minutos para que las agujas del reloj
alcanzaran la hora prevista de la actividad observada en la jornada anterior,
se produjo un leve toque en la caña que estaba ubicada cerca del grupo de
junqueras que se encontraban junto a la orilla. El péndulo cayó lentamente y la
línea se mantuvo lasa sobre el agua durante un tiempo, hasta que esta comenzó a
estirarse despacio pero sin detención hasta alcanzar la tensión suficiente que
hizo elevarse pausadamente el péndulo. Tenía la caña asida con fuerza antes que
la bobina diera la primera vuelta que indicara que el pez estaba clavado, y aunque
generalmente esperaría a que esto sucediera, en esta ocasión estaba totalmente
seguro que el pez se encontraba bien prendido al otro lado de la línea, algo
que se confirmó con la primera tensión que apliqué al sedal. La carpa se
defendía ferozmente intentando llegar hasta la protección de las cercanas
junqueras, pero yo sabía que aunque eso sucediera, no me supondría ningún
problema apartarla de ahí para finalmente hacerme con ella. Con serenidad fui
acercando la carpa hacia mí, cansada asomó la cabeza tomando una bocanada de
aire que indicaba que su capitulación era inminente. Totalmente agotada y
rendida reposaba la carpa dentro de la sacadera, se trataba de una carpa común
de sana y fuerte figura que de nuevo, y esta vez en una zona diferente,
corroboraba la eficiencia de la estrategia de localizar el lugar y el momento
en el que los peces se alimentaban en una determinada zona.
Aclarando algunas
cuestiones anteriores.
¿Por qué cebos
artificiales?.
Aunque siempre contamos con la ayuda de la
chufa como la solución de cebo natural en esta época del año, no siempre es la
apuesta más acertada, debido a que su eficacia estará condicionada a la
población de galápagos, cangrejos y la cantidad de alimento que estos puedan
encontrar en el escenario, porque estos voraces oportunistas en situaciones de
superpoblación o escasez de alimento, también darán buena cuenta de este dulce tubérculo.
Por eso es más conveniente asegurarnos, aunque puede que tampoco sea la
solución definitiva, usando cebos artificiales en el montaje que nos proporcionarán
mayores garantías sobre su permanencia y óptimas condiciones en la presentación
para cuando llegue el momento en que los peces vayan en busca de alimento, pues
en esta época del año, y sobre todo en determinados lugares, los cangrejos y
tortugas pueden hacer desaparecer los cebos naturales en cuestión de minutos, y
nosotros, al recuperar la caña tras no obtener resultados, terminar maldiciendo
a estos animalitos al ver nuestro montaje desprovisto de cebo. Así, la única
forma con la que casi asegurarnos, que no en todos los escenarios las tendremos
todas con nosotros, es utilizar los llamados cebos de imitación; maíces,
chufas, pellets, asticot, etc. imitaciones en plástico de cebos naturales que
tanto están proliferando en el mercado, y que día tras día ganan más partidarios
de su utilización debido a los buen resultado que ofrece su uso en escenarios
donde, debido a la gran población de cangrejo y tortuga, es imposible pescar
con cebos naturales.
¿Por qué la
presentación equilibrada y flotante?.
Dejando claro que estas presentaciones no son
las únicas posibilidades a usar, aclaro el motivo por los cuales me decanto por
ellas. Por un lado mis conjeturas sobre el comportamiento de los peces me hace
pensar que en estas condiciones su conducta es un tanto errática, además que
posiblemente desconfíen de cualquier cosa que se salga de lo común en la zona
que habitualmente frecuenta para alimentarse, pero algo anormal que se eleva
del fondo sobre otros posibles alimentos de la zona, llamará la innata
curiosidad del pez sobre nuestro engaño, y una vez conseguido esto, es cuando
entra en acción las características del montaje. El comportamiento de este tipo
de montajes es la clave para conseguir que el pez, aunque no tome el engaño con
decisión, este quede clavado. Debido al liviano peso del cebo, el anzuelo se
introducirá en la boca del pez con cualquier leve succión de comprobación que
este efectúe sobre él, clavándose este en su labio en el momento que el pez
intente rechazar el engaño.
Bueno, estas son las teorías por las cuales
me he decantado por el uso de estas presentaciones, y aunque posiblemente otras
también funcionen, estas ya me han resultado muy efectivas.
Concluyendo.
Casi se podría definir esta práctica como una
nueva estrategia dentro de nuestra pesca, pues se trata de; “localizar los peces en el tiempo y el
espacio, no solo en el espacio como es lo habitual antes de nuestras sesiones”.
Esta práctica de observación nos permite
tener localizadas las zonas donde los peces se muestran más activos y además,
los momentos en que los peces, tan indolentes como se muestran con las altas
temperaturas, inician ese pequeño periodo de tiempo en el que su instinto les
obliga a alimentarse.
Si tuviera que destacar algo para extraer de
este texto, sería lo significativo del uso del cebo y la técnica adecuada, pues
esto será pieza fundamental del éxito de la sesión que, principalmente estará
basada en una acertada elección del momento y el lugar donde poner nuestro
engaño. Porque en esta época, las insufrible temperaturas nos ofrecerán la
visión, casi apocalíptica, de un entorno en el que se ha extinguido todo ser
viviente, porque no es el verano el mejor momento para pasar horas y horas esperando
que un pez quiera tomar nuestro cebo, pues las condiciones ambientales nos
harán maldecir el verano y sobre todo, la maldita hora en la que decidí
realizar esta sesión. Pero bueno, nunca dijo nadie que pescar fuera solo
disfrutar, en muchas ocasiones hay que sufrir para conseguir el éxito, aunque no está de más poder reducir al máximo los
momentos de penuria.
Mucho cuidado con el sol y las altas
temperaturas, pero eso sí, disfrutad del carp fishing.
Pescar grandes carpas con pasta parece algo imposible, pero… Si tenemos en cuenta que el poder de atracción de las masillas es muy significativamente superior al de los boilies, debemos tenerlas muy en cuenta.
La forma más habitual para utilizar las pastas en el carpfishing es, rebozando el cebo de nuestro anzuelo con ellas, pero también existe la posibilidad de utilizarlas como único cebo para nuestro montaje, aprovechando así la gran cantidad de aromas, atrayentes y estimulantes que estas proporcionan según van diluyéndose.
¿Cuándo usarlas?
componen, se disgregarán eficazmente en el entorno del cebo, atrayendo así a los peces que puedan merodear por los alrededores provocando que tome nuestro engaño. Otro momento en el que las pastas se mostrarán lo más efectivas es, en un cebadero activo. Cuando comprobamos que el cebadero donde estamos pescando tiene bastante actividad, la utilización de las pastas nos proporcionarán picadas más rápidas y continuas, ya que este cebo se convertirá en la zona más atractiva dentro del cebado.
Estos son algunos ejemplos de cuando se muestra más efectivo el uso de pastas para nuestra pesca, pero como ya dije anteriormente, es aconsejable el uso sistemático en cualquier momento.
¿Cómo usarlas?
Anteriormente adelanté el uso más frecuente y más habitual entre los carpistas con este cebo, que no es otro que rebozar el cebo de anzuelo con ellas. Pero también comenté la posibilidad del uso de pasta como único cebo en nuestro montaje, y aunque parezca una cosa poco plausible, es algo que utilizándolo en los momentos adecuados proporciona muchas alegrías.
Seguramente existan más formas de poder usar las pastas como cebo de anzuelo, pero dentro de la filosofía del carpfishing predomina el uso de hair para minimizar el daño que el anzuelo puede provocarle al pez durante la lucha, y tomando esta pauta como referencia, os explicaré la forma en la que preparo los bajos para utilizarlos para pescar con pasta en ellos.
Paso a paso.
Una vez preparados los bajos con los muelles, el siguiente paso es simple deducción, pues el muelle será nuestro molde para ir rellenándolo con la masilla que decidamos utilizar, generando una bola de pasta con el tamaño que deseemos. Yo suelo rellenarlos y aumentar su tamaño con la pasta unos dos o tres milímetros por encima de los aros del muelle, quedando así una generosa cantidad de pasta.
Es una técnica sencilla a más no poder, y ya veréis los que os aventuréis a utilizar esta técnica de presentación, como los resultados son muy optimos y aumentan las capturas en vuestras sesiones. Espero que cuando lo probéis, disfrutéis de sensacionales sesiones como las que he tenido el placer de gozar yo.
Un saludo, y que disfrutéis del Carp Fishing.
CARPTREKKING.
Carptrekking… suena
extraño, pero este nombre o definición tiene un sentido. Podría haberla
denominado carp-senderismo o pesca y senderismo, pero como practicamos una
modalidad en la que los anglicismos son muy frecuentes, he decidido llamarla
carptrekking, una forma diferente de vivir el carpfishing que os describiré a
continuación, pero no sin antes comentar algo sobre el carpfishing en puesto
fijo y la técnica del stalking, que son la raíz que me ha llevado a esta diferente
forma de pescar la carpa.
CARPFISHING EN PUESTO FIJO
Sí podemos decir, que una vez preparadas las artes para
afrontar una sesión, una gran parte del tiempo que pasa el pescador en el
campamento es contemplativo, pero hay que tener en cuenta que también la parte
contemplativa tiene su importancia en una sesión de pesca. El tiempo que un carpista
dedica a observar el embalse no es sólo por el gusto de gozar del espectáculo
natural del entorno en el que se encuentra, sino que también está buscando
detalles que le puedan dar una pista, una idea, algo que le haga advertir la
situación que se está produciendo en ese momento, o adivinar lo que podrá llegar
durante las siguientes horas o durante el transcurso de la jornada.
¿Con qué fin? Por supuesto adecuarse en estrategias y
técnicas según vayan aconteciendo las diferentes situaciones que se producen
durante una sesión. Porque el carpfishing no es preparar los montajes, echarlos
al agua y esperar la picada… antes de que llegue ese momento ha habido un gran
trabajo de búsqueda, observación, localización y cebado, que para los que no
conocen o no han practicado esta pesca resulta incomprensible. No saben del
tremendo esfuerzo que realiza el pescador para preparar un puesto que le pueda
proporcionar alguna posibilidad o garantía de éxito. Pero bueno, incluso
sabiendo todo esto, aún habrá gente que siga pensando que el carpfishing es una
modalidad poco activa.
STALKING
El stalking, como ya todos conocemos, es la pesca de la
carpa al acecho. A mi particularmente me gusta considerar el stalking como una
modalidad, más que como una técnica dentro del carpfishing. Creo que el
stalking posee una identidad propia que le da carácter de modalidad. Esta
modalidad es ideal para aquellos que les gusta o requieren practicar una pesca
activa y en constante movimiento.
El stalking requiere del pescador que lo practica un gran
conocimiento de las técnicas de pesca y, aparte, contar con una buena dosis de
intuición, una gran capacidad de observación, y conocer muy bien los
comportamientos y hábitos de la carpa según el momento. Es una modalidad que
personalmente me encanta, pero que no domino, aunque me gustaría mucho
practicarla más a menudo.
UNA FUSION
Ya muchos conocéis mi pasión por el carpfishing y sus
técnicas. Como he dicho antes, el stalking para mi es una modalidad que me
gustaría practicar más y mejor, aunque realmente reconozco que no me siento
bien preparado o cualificado para afrontar con ciertas garantías la pesca al
stalking. Por eso y por mi interés en esta forma de pesca, decidí hacer una
mezcla entre el carpfishing en puesto fijo y una especie de pesca al acecho, o
más bien una pesca de exploración consistente en ir buscando no a los peces, sino
los lugares donde pueden estar los peces. Como en realidad no es una practica
de carpfishing en puesto fijo, ni de stalking propiamente dicho, decidí
denominarla carptrekking, como ya he mencionado al principio del artículo.
Pienso que engloba la practica del senderismo campo a través, tan beneficiosa
para la salud, con la practica del carpfishing en puesto fijo, tan beneficioso
para la mente y el espíritu.
Para practicar esta pesca no es necesario una preparación
física especial, pues no es ninguna carrera campo a través en la que haya que
luchar por llegar el primero, sino que se trata de realizar una agradable paseo
campestre por la ribera de un río o lago en el que si tenemos suerte y
encontramos una zona propicia, podremos disfrutar de una agradable jornada de
pesca. Sólo se necesita tener ganas de dar un paseo en plena naturaleza, gozar
de un entorno natural virgen o casi virgen, y descubrir y disfrutar sensaciones
diferentes en el carpfishing. ¡Teniendo alguna de estas inquietudes es más que
suficiente para por lo menos intentarlo una vez! Lo que sí que hay que tener en
cuenta es el poco material que llevaremos con nosotros. Hay que prestar un poco
de atención para elegir lo más adecuado.
SÓLO LO INDISPENSABLE
Lo primero para esta extraña práctica de carpfishing es la
elección y preparación del material, porque es indispensable ir ligeros para
afrontar caminatas de varios kilómetros por zonas a veces muy complicadas. Por
experiencia sé que no es cómodo ni grato cargar el material a larga distancia
de cualquier forma, por eso, y desde mi punto de vista, veo imperiosa la
necesidad de una mochila para esta práctica por razones obvias.
La mochila es el elemento que nos permitirá transportar más
cómodamente el material necesario para afrontar la jornada cuando encontremos
un lugar apropiado para pescar. Debemos prestar especial atención a la calidad
de la mochila, porque cuanto más cómoda sea mejor para nuestra espalda. Un buen
acolchado de las correas y de la espaldera marcará la diferencia entre
disfrutar de un paseo ribereño en busca de una aventura o pasar un auténtico
calvario transportando el material.
Elegir una mochila que nos sirva para el fin que queremos es
sencillo por la gran oferta existente en el mercado, tanto mochilas de aventura
o montaña, como mochilas diseñadas por las marcas más representativas de
nuestra especialidad.
Otra parte en la que debemos poner la máxima atención es el
calzado. Para el calzado debemos seguir las mismas pautas de elección que para
la mochila, porque los pies junto con la espalda, serán los grandes sufridores
de estas aventuras, por eso debemos cubrirlos con un calzado cómodo y
resistente, que nos permita hacer largas travesías por terrenos muy
irregulares, presumiblemente pavimentados con piedras de todos los tamaños. Los
calzados para trekking o de explorador son excelentes para este fin.
Como no podía ser menos, el vestuario también es fundamental
para estar cómodo y defendernos de los múltiples roces que seguramente
sufriremos en muchos tramos de la travesía. Será suficiente con proveernos de
unos pantalones de tejido fuerte, y si las condiciones climáticas lo permiten,
llevar un polo o camisa de manga larga nos vendrá de maravilla. Sobre los
pantalones es aconsejable que sean desmontables, para poder aligerarnos de
vestimentas si hiciera mucho calor durante la jornada.
Esto es a mi juicio material de transporte y vestuario
imprescindible para afrontar la aventura de una jornada, pero si deseamos estar
varios días, una esterilla y un saco de dormir nos vendrán de perlas. Como el
fin de esta aventura es pescar la carpa, tenemos que preparar un material
ligero y funcional para realizar la sesión con alguna garantía, (por lo que
pueda ocurrir). ¡Ah! ¡No olvidéis el repelente para insectos!
EQUIPO DE PESCA
Vamos con el material técnico imprescindible. Empezando por
la caña, podemos llevar una o varias de nuestras cañas, pero será un incordio a
la hora de movernos por determinados lugares, porque para realizar una
actividad como ésta es muy importante no llevar cosas voluminosas, y tener las
manos libres. Yo me decanto por llevar una sola caña, y si es telescópica
mejor, ya que este tipo de cañas nos facilitarán mucho el transporte, cosa que
agradeceremos a lo largo de la travesía.
Hoy en día es posible encontrar cañas telescópicas de gran
calidad. No es necesaria una caña de un fabricante específico de material para carpfishing,
pues con una caña telescópica de las de siempre nos servirá, siempre que tenga
una acción adecuada.
Tampoco nos podemos olvidar del carrete. Debemos tener en
cuenta donde terminaremos pescando, porque no es lo mismo buscar una aventura
de carptrekking a lo largo del río Ebro, que en el río Alcudia, por eso debemos
adecuar el carrete al escenario.
En cuanto a los bajos, para ahorrar peso y espacio en la
mochila es mejor llevar una decena de ellos preparados en un pequeño estuche,
en el que podamos llevar también una cantidad suficiente de antienredos, prediciendo
las posibles perdidas. No nos hace falta un estuche muy grande, conque nos
permita llevar junto bajos, antienredos y clips anti-enganches es suficiente.
Pescar con clips anti-enganches es esencial para este tipo de pesca en la que
escudriñamos zonas totalmente desconocidas y susceptibles de presentar todo
tipo de obstáculos.

No nos podemos olvidar de los cebos. Aunque estuviéramos
fuertes físicamente como para cargar mucho más peso, es una locura llevar un
arsenal de boilies, pellets, semillas y remojos, cuando realmente vamos a pescar
en lugares vírgenes o semivírgenes en los que nunca un boilie ha tocado el
fondo. Yo opto por reducir el peso de los cebos al máximo y recurrir al siempre
efectivo maíz, con unos micropellets para el cebado al spot y alguna pasta para
reforzar la atracción hacia el montaje. Desde mi experiencia, con estos cebos
tenemos suficiente para afrontar una jornada de carptrekking y juntos no hacen más
de dos kilos de peso.
¿CÓMO PREPARAR UNA JORNADA?
Realizar una jornada de carptrekking no conlleva más
preparación que personarse en la orilla de un río, echarse la mochila a la
espalda y empezar a andar conociendo sólo el punto de partida, sin marcarnos un
posible destino… simplemente desplazarnos por la ribera del río hasta encontrar
un lugar potencialmente factible y suficientemente alejado de cualquier indicio
de civilización que pueda ser considerado virgen. Luego es cuestión de ir
cambiando de ubicación según avanza la jornada, o si disponemos de varios días,
seguir explorando y buscando otras posibilidades en diferentes zonas.
Otra forma de preparar la jornada es desde casa, haciendo
uso de aplicaciones como Google Earth o el Sigpac, de esta forma podemos
identificar tablas de río y zonas de embalses donde no existe ningún acceso
posible que el de echarse la mochila a cuesta y andar. Utilizando estos
sistemas, podremos imprimir un mapa de la zona que queremos explorar, y en el
caso de tratarse de un río, podemos identificar las diferentes tablas que el
río forma a lo largo de su curso, y así elegir un trayecto fijo, con un destino
marcado. También es interesante este sistema a la hora de ubicar los lugares de
inicio de la aventura, pudiendo obtener mucha información sobre otras posibles
rutas alternativas hasta un mismo lugar.
Cualquiera de estas formas es buena si la intención que
tenemos es visitar zonas donde la naturaleza aún vive tranquila y a su ritmo. Y
cuando hemos conseguido encontrar un lugar en el que además de disfrutar del
entorno, disfrutamos de buenas capturas, entonces podremos decir que hemos dado
con un gran Eldorado.
MI EXPERIENCIA
Con esta forma de pescar he disfrutado muchísimo, en algunos
lugares he conseguido capturas y en otros no, pero alguno me ha sorprendido
gratamente con algunos ejemplares maravillosos, tanto a mi como a los
compañeros que me han acompañado en alguna andanza.
Lo mejor del carptrekking es la movilidad. No debemos
centrarnos en un lugar determinado y realizar la sesión allí pase lo que pase,
pues nos podemos encontrar con un lugar con un fondo impracticable, con total
ausencia de peces o con la única presencia de peces pequeños, etc. Hay muchos
factores que pueden influir en nuestra pesca en lugares desconocidos.
Al practicar carptrekking tenemos la posibilidad de explorar
una zona determinada durante algunas horas o días, según hayamos planteado la
sesión, y si no nos convence por cualquier factor, siempre tenemos la
posibilidad de levantar el campamento y dirigimos hacia otra zona hasta
encontrar un lugar que nos parezca interesante. Actuando de este modo he podido
disfrutar de momentos extraordinarios en la parte más salvaje del río, ríos que
en otros tramos sufren los estragos que causa la civilización. Por eso proceder
de esta manera nos ayuda a llegar allí donde aún no ha podido hacer daño la
epidemia para el mundo que es el hombre. No es que tenga nada en contra de la
humanidad, pero si contra su mal comportamiento, entre los que me incluyo. Por
suerte cada vez hay más personas conscientes de que debemos cuidar y mimar
nuestro entorno para poder seguir disfrutando de el.
Algo muy importante a tener en cuenta es que cuando
abandonemos esos lugares donde nadie o casi nadie había llegado antes, causemos
el mínimo impacto sobre el entorno y todo se quede como si por allí no hubiera
pasado nadie.
Os animo a que probéis el carptrekking al menos una vez, os
garantizo que es realmente especial, es otra forma de pescar y de disfrutar el
entorno. ¡Es realmente bonito!.
MICRO CEBADEROS EN INVIERNO.
Todos sabemos lo efectivo que es realizar un
cebadero a largo plazo con productos de calidad, pero el mantenimiento de uno
de estos cebaderos puede resultar complicado y costoso, sobre todo cuando lo
queremos realizar a muy largo plazo.
Así, pusimos en marcha una estrategia que nos
dejara aprovechar al máximo nuestro tiempo y recursos, pero a la vez, maximizara
las posibilidades en nuestras jornadas tras las queridas carpas.
LA ESTRATEGIA.
Todo comenzó con la llegada del invierno, esa
desalentadora estación que nos hace insufrible la estancia en la orilla, y que
desgraciadamente, las jornadas en estas fechas suelen ser sinónimo de bolo.
Pero nosotros queríamos aprovechar al máximo nuestra estancia a pie de orilla
cada jornada que pudiéramos salir a pescar, y con ese propósito comenzamos a
realizar un micro cebadero.
Lo primero que hicimos antes de empezar
nuestro micro cebadero a largo plazo fue elegir una zona, que a nuestro juicio
podría ser frecuentada por los peces para buscar alimento, factor muy
importante en una época en la que su actividad es muy baja. Tras elegir la zona
comenzamos a preparar el cebado, ya que la estrategia estaba decidida. Y
entonces apareció la pregunta, ¿Cómo prepararíamos el cebado?.
Mucho se ha hablado de los cebos y
estrategias más favorables para el invierno, y casi todos, coinciden en la utilización
de cebos de gran atracción olfativa,y alto contenido en hidratos, pero esta
teoría es la utilizada en sesiones cortas o de varios días, situación en la que
no nos encontrábamos. Por eso quisimos poner a prueba una teoría que hacía
tiempo veníamos elucubrando.
Nuestra teoría estaba basada en las
necesidades nutricionales de los animales en los periodos invernales. En las
épocas más frías del año muchos animales hibernan para no consumir energía,
otros ralentizan su metabolismo para reducir al máximo el consumo, y otros
deben seguir buscando alimento constantemente dada su naturaleza. Así, que
tratándose de carpas, a nosotros nos ocupan animales que ralentizan su
metabolismo en pos del ahorro de energía pero que deben seguir consumiendo
alimentos para sobrevivir.
Así que, sabiendo que los peces deben seguir
alimentándose decidimos preparar unos boilies de alto valor calórico, unos
boilies que si fueran descubiertos por las carpas no dudaran en tomarlos, pues
les aportaría una buena cantidad de proteínas y grasas que compensarían el gasto
que les generara el ir a comerlos. Y que una vez tomados los cebos el pez se
quedara con el lugar como un punto donde poder encontrar buen alimento.
Como he dicho antes, el micro cebadero
estaría abastecido por boilies de alto valor calórico, y para conseguir
elaborar unos boilies con esas características hemos contado con la ayuda del
WBC (Webcarp Boilie Creator), herramienta indispensable para los amantes de la
cocina boilichera.
RECETA
EMPLEADA PARA LOS BOILIES.
-MIX-
H. maíz………………………..100gr
H. trigo………………………..150gr
H. soja…………………………200gr

H. sangre………………………100gr
H. krill…………………………100gr
H. LT94………………………..200gr
Pan rallado…………………….150gr
Betaina………………………… 50gr
Negrillo (semilla)………..30gr aprox.(un buen
puñado)
Huevos XL…………………….. 5und
Claras…………...……………… 8und
Aceite hígado bacalao………….. 20ml
Bovril …………………….2 cucharadas
Edulcorante……………………… 40ml
Concentrado (al gusto)…………… 40ml
Con estos boilies hemos conseguido lo que
buscábamos en valores calóricos, aunque la masa resultante de esta receta es
algo engorrosa de trabajar, no es nada que no se supere con algo de paciencia y
tesón.
Los valores que desprende esta receta según
el WBC son: proteínas 35,5%, un valor bastante alto, hidratos de carbono 25,5%
y grasas 9%. Las grasas son algo altas, pero al tratarse de un cebadero
espaciado en el tiempo y de reducida cantidad, la ingesta de estos boilies no
será abundante por parte de las carpas, por lo que no creo que exista riesgo de
que los peces se vean perjudicados por las grasas, ya que les serán muy útiles
para la estación invernal.
Con los cebos resultados de esta receta
iniciamos el cebado de nuestro micro cebadero. Comenzamos el cebado con unos 500gr de boilies, cantidad
que solo utilizaríamos durante la primera semana de cebado,que constó de dos
días. Este primer cebado decidimos hacerlo con más cantidad de la que
utilizaríamos en los posteriores debido a que aún las temperaturas no habían
bajado mucho, y los peces, todavía se encontraban activos. Pero a partir de la
segunda semana, con la misma carencia en los cebados y atendiendo a la más que
evidente caída de las temperaturas, redujimos la cantidad de boilies a unos
250gr por día de cebado.
Como se puede comprobar, la cantidad
utilizada y el área en el que se podría dispersar es insignificante para
tratarse de un cebadero a largo plazo, por eso la denominación de micro
cebadero. La idea la teníamos clara, se trataba de abastecer las necesidades de
las carpas que se acercaran al cebadero pero sin llegar a saciarlas en ningún
momento, incluso si por desgracia un solo pez se comiera todo el cebado de un
día.
Ya teníamos la estrategia, el cebo y el
sistema de cebado. Ahora quedaba comprobar si nuestra teoría es correcta.
PRIMERA PRUEBA DE LA TEORÍA.
Habían transcurrido siete semanas desde que
iniciamos el micro cebadero y desde entonces, las condiciones climáticas y las
del embalse habían cambiado mucho. Aunque todos los cambios entraban dentro de
las previsiones no las teníamos todas con nosotros, pero bueno, cuando se hace
algo es para bien o para mal. Así, que solo nos quedaba hacer una prueba y
poder constatar si el trabajo, el esfuerzo y la ilusión que habíamos invertido
y depositado en esta estrategia, daba sus frutos.
Cuando nos bajábamos del coche, en medio de
la penumbra del amanecer, tuvimos la amarga sensación de que habíamos elegido
mal el día, pues el termómetro marcaba -6ºC, una temperatura para
reconsiderarse salir a pescar, pero como chicarrones del norte agarramos los
aperos y nos dirigimos al puesto. Bajo nuestros pies crujía el hielo a cada
paso, y los dedos de las manos desnudas se quedaban como témpanos de hielo,
pero haciéndonos los fuertes llegamos al puesto y tras atemperar las manos
para volver a tener algo de sensibilidad, empezamos a preparar las artes.
El suelo estaba tan duro por el hielo que
clavar las picas nos requirió un esfuerzo titánico, pero al final quedaron más
o menos aseguradas. Lo más difícil fue preparar los montajes, hacer nudos con unos
dedos que parecían de otro no era nada fácil, incluso el mero hecho de poner
el tope al boilie era una tarea complicada. Pero… una vez realizado el trabajo,
los montajes volaron raudos hacia el micro cebadero para intentar engañar a alguna
de las carpas que se acercaran por la zona.
Todos sabemos que una parte esencial para
poder conseguir capturas en invierno pasa por mostrar nuestro cebo de anzuelo
lo más atractivo y atrayente posible, y esa labor,se la hemos encomendado a
uno de los métodos en los que más confiamos y que resulta muy efectivo en agua
fría, que no es otra cosa que el uso de las pastas. Tan delicada tarea se la hemos
encomendado a la pasta ROSEHIP de MISTRAL y la potente pasta de SBS, CORN
PASTE. Esta última, contiene en su composición el mejor difusor de aroma
conocido para el agua fría, el CSL (licor de maíz fermentado).Y con este
apoyo de las pastas en nuestros boilies, habíamos metido toda la carne en el
asador para conseguir atraer a las ahora perezosas carpas.
Con todo dispuesto transcurrían las hora
entre tomar un trago y comer algo, pero sin asomo de actividad. Habíamos
llegado a las horas centrales del día y aún estábamos a 0ºC, aún hacía mucho
frío, pero de vez en cuando el sol asomaba entre las nubes para calentarnos el
cuerpo y la moral, ya que era en esos momentos cuando divisábamos alguna
cabriola por las cercanías del micro cebadero, visión que nos hacía albergar algo
de esperanza. ¡Y no nos equivocamos!, pues fue en uno de esos momentos donde una
de las alarmas comenzó a marcar una picada, al principio lenta, muy lenta, para
inmediatamente dejar el tensor bajado, permaneciendo así durante algunos segundos
que nos parecieron interminables, para iniciar el ascenso lentamente hasta
empezar a sacar nylon del carrete. En ese instante, justo en el momento que la
primera nota de la alarma entraba en mi oído, clavé fuertemente pero… no tuve buenas
sensaciones, la línea, en el momento de la clavada se había quedado demasiado
tensa, sin notar ningún tipo de movimiento al otro extremo. Y efectivamente mis
peores augurios se hicieron realidad, la línea estaba enganchada, mala suerte, esto
¡es mala suerte!, y entre maldiciones dejé el carrete libre para ver si el pez
se liberaba por si solo del enganche. Tras una hora esperando algún movimiento
del pez, no sucedió nada e incluso llegué a dudar que al otro lado hubiera habido
un pez en algún momento. Así que la recogí, e inevitablemente partí, una pena,
con lo difícil que es conseguir una picada en estas condiciones y la
oportunidad que tengo la estropeo. Pero bueno, eso son lances de nuestra
afición que no podemos controlar, así, que a preparar de nuevo el montaje y
lanzarlo cerca de donde se había producido la picada; aunque eso sí, poniendo
atención en evitar la dirección en la que anteriormente se había producido el
enganche.
Pensamos que habíamos tenido nuestra
oportunidad y la habíamos desaprovechado cuando… una alarma comienza a sonar
con intensidad, la picada había sido franca, pero antes de llegar a clavar
paró. Transcurrieron algunos segundos antes de que la alarma volviera a marcar la
huida del pez que se sentía atrapado, y José Miguel, un compañero del club que nos
acompañaba, no dudo en clavar y pelear firmemente, pero la carpa no presentó mucha
disputa y mansamente se acercó a la orilla, donde tras un par de envestidas acabo
en el salabre. No fue una carpa de record, pero para la época del año en la que
estábamos, al menos era una captura. Un bello pez de clara librea que se
aproximó mucho a los diez kilos, y que tras las malas sensaciones de haber
perdido la primera picada, nos supo a gloria.
Tras esta captura el día empeoró
drásticamente, levantándose un viento que helaba hasta las piedras, y terminamos
la jornada tal como empezamos, helados de frío. Pero con la recompensa de
saber que la estrategia que habíamos preparado, estaba dando frutos.
Esta no fue la única jornada que disfrutamos,
pues no tendría sentido realizar un cebadero a largo plazo, aunque sea micro,
para pescarlo una sola vez. Así, que realizamos varias jornadas más en el micro
cebadero con resultados parecidos, y cada jornada que pasábamos nos
reafirmaba el acierto que tuvimos al preparar esta estrategia.
MI EXPERIENCIA EN ESTA ESTRATEGIA.
Durante el tiempo que hemos estado preparando
y poniendo a prueba esta estrategia, hemos experimentado; desde la ilusión de
preparar las sesiones como si fueran las primeras, hasta la desilusión de
perder peces, pasando por la extraordinaria sensación de haber conseguido
resultados tras poner a prueba una teoría personal. Es gratificante conseguir
una captura con tus propios boilies, pero esa sensación se multiplica cuando
consigues las capturas en unas condiciones tan poco favorables y tras haber apostado por
una estrategia poco convencional, cuando lo más sencillo hubiera sido utilizar
lo que hasta ahora habíamos aprendido.
En estas jornadas hemos podido constatar la
efectividad que presentan las pastas en situaciones tan complicadas, que con su
disolución progresiva, crean alrededor del cebo un extraordinario foco de
atracción lleno de aromas y nutrientes que las carpas no pueden esquivar, por
muy perezosas que se encuentren.
También hemos aprendido que no es necesario
hacer frente a un gasto excesivo para tener y mantener un cebadero a largo
plazo, pues al igual que con la receta que nosotros hemos utilizado, estoy
seguro que se puede llevar a cabo la estrategia del micro cebadero con otra
clase de boilies y cebos. Lo bueno de esta receta es, que ha dado buen
resultado, al menos a nosotros, por lo que posiblemente utilizando cualquier cebo de alto
contenido en proteínas se pueden conseguir buenos resultados.
Algo muy interesantes es que la estrategia del
micro cebadero no solo tiene el atractivo de haberse mostrado eficaz en una época
fría, sino, que podemos seguir manteniendo el micro cebadero cuando las
temperaturas comiencen a subir, y así, utilizar y aprovechar el interés que los
peces han podido adquirir sobre la zona para continuar el cebadero en épocas
de mayor actividad. Cuando las condicones mejoran, podemos aumentar la cantidad de alimento en el cebadero de
invierno recurriendo a semillas y pellets.
También hemos constatado que, el uso de bajos
cortos nos ha dado mejor resultado, pues favorecen la clavada, ya que las
carpas toman el cebo muy tímidamente en esta época.
Y bueno compañeros, solo queda que nuestra
experiencia aquí narrada os pueda servir en vuestras sesiones futuras.
Un saludo, y que disfrutéis del Carpfishing. UN FLOTADOR PARA ZIG RIG… POR NECESIDAD.
La técnica más idónea
para pescar diferentes estratos de agua sabíamos que sería con un zig rig, pero
pescando en una profundidad de entre 6 y 8 metros teníamos pocas posibilidades
de hacer que un pop up o un trozo de foam levantara 5 o 6 metros de línea para
colocarse allí donde queríamos, y la única forma de conseguir lo que buscábamos
era utilizar un flotador para zig rig, accesorio del que no disponíamos en ese
momento. Pero como bien dice el refrán, “la necesidad agudiza el ingenio” y
rebuscando entre el material que teníamos a nuestra disposición, conseguimos
juntar diferentes accesorios que bien podían servirnos para elaborar un flotador
para zig rig que nos ayudara a conseguir alguna captura.
Entre los cacharros que sacamos de los bolsos y cajas, seleccionamos
estos:
-
Boya de corcho
-
Anti enredos rígido
-
Dos conos de clip anti enganches
-
Topes para plomos corredizos o in line
-
Una perla de goma
-
Hilo de seda o nudo de inglesa
-
Pegamento rápido
Con estos elementos conseguimos fabricar una boya que nos sirvió como
flotador de enlace entre el bajo de línea y la línea madre, consiguiendo así
que pudiéramos presentar el montaje a escasos centímetros de la superficie.
LA FABRICACIÓN.
El primer paso es pasar el antienrredos
rígido a través de la boya de corcho procurando que quede bien fijo dentro de
ella, para lo que utilizamos en la punta del antienrredos que asoma por la
parte más ancha de la boya uno de los conos de clip antienrredos, que
impregnaremos de pegamento antes de ajustar el conjunto dentro de la boya. El
antienrredos no debe superar un tercio de la longitud del cono, para que quede el
suficiente espacio para alojar el emerillón que unirá la línea madre con el
bajo de línea.Una vez finalizado el
paso anterior se va tomando forma nuestro flotador quedando bastante estable. Pero
para mejorar y fortalecer esa estabilidad introducimos el otro cono que habíamos
preparado, en el otro extremo del antienrredos hasta dejarlo bien incrustado
dentro de la boya, habiéndolo impregnado de pegamento anteriormente. Ahora ha
quedado bien fijo el antienrredos a la boya y sin problemas de movimientos
extraños.
Ya tenemos flotador
para zig rig confeccionado, pero aún tenemos el tope para plomo corredizo, el
cual utilizaremos introduciéndolo en la punta que nos ha quedado descubierta
del antienrredos, haciéndonos las veces de protector de nuestro flotador ante
los impactos del plomo al lanzar.
UTILIZACIÓN:
Ahora ya solo nos
queda de los elementos nombrados, el hilo de seda y la perla, que en realidad
no los utilizamos para la elaboración del flotador para zig rig, sino que son
nuestros útiles para elegir la profundidad a la que queremos pescar. Su uso es
muy sencillo, al igual que si colocáramos un flotador para inglesa solo que a
la inversa. Colocamos en la línea principal hilo de seda o el nudo de inglesa,
y a continuación introducimos la perla de goma que hará de tope para que el
plomo no se desplace más allá de el punto que hayamos seleccionado con el nudo.
Una vez realizado esto, introducimos un plomo de emerillón ancho y tras él
nuestro flotador artesanal, una vez pasada la línea principal por el flotador
anudamos un emerillón que se fije en el interior del cono que hemos puesto en
la parte superior de la boya, y ya solo nos queda preparar un bajo para
utilizarlo con el flotador para zig rig.
El bajo se puede
confeccionar con nylon o fluoro carbono, ya que son más rígidos y será más
difícil que se nos enreden en el lance, ya que al menos debemos hacer unos
bajos de 60cm para separar la presentación del flotador, y utilizando anzuelos
pequeños con foam o boilies de alta flotabilidad como cebo nos puede dar muchas
alegrías. Como briconsejo os diré que podemos pintarlo del color que más nos
interese.
Bueno, hasta aquí la
elaboración del flotador casero para zig rig que espero, que al igual que a mí
me salvo de lo que pudo ser una deprimente jornada, os pueda ayudar a vosotros
en alguna de esas situación en las que nuestras amigas las carpas no quieren
comer en el fondo.
Un saludo y que disfrutéis del Carpfishing.
Muy guapo el artículo. Seguro que nos sacará de algún apura a más de uno.
ResponderEliminarGracias Tino. La verda que es muy efectivo después de lluvias torrenciale o intensas, ya que llevan a ríos y embalses muchos insectos, anélidos y crustaceos que quedan en suspensión y en superficie.
ResponderEliminarBuen reportaje, con muy buena definición. Gracias por compartirlo!!!
ResponderEliminarBueno bueno si señor, Oy mismo lo pondré en práctica, si no todo lo que la situación me pida, muchas gracias compañeros.
ResponderEliminarAhora si se de qué se trata... jajajaja
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