Hacía algo de aire y el día despertaba nublado, no obstante
comenzaron a verse los primeros saltos del día, una vez tuvimos claro el lugar
donde nos pondríamos, tocaba bajar trastos del coche e ir montando el equipo,
en poco tiempo ya estaba todo preparado, tocaba colocar los cebos en los
montajes, cebar la zona y lanzar las cañas.
Para el grueso del cebado empleamos una mezcla de semillas y
otra de boilies y micropellets buscando hacer más atractivo y atrayente nuestro
puesto en pro de llamar la atención de los ejemplares de la zona y poder lograr
obtener alguna picada, a lo largo del día complementaríamos dicho cebadero con
algo de engodo y tacos de oveja remojados para aumentar su poder de atracción y
dejarlos más deshechos para que soltasen partículas y trabajasen nada más
entrar en contacto con el agua.
Aún estábamos colocando las cosas cuando una de las alarmas
comenzó a sonar, era casi como llegar y besar el santo pues no habían pasado ni
cinco minutos desde que las cañas estaban en el agua cuando tenía lugar nuestra
primera picada, Miguel se apresuró a clavarla y llevarla hasta la moqueta, se
trataba de una pequeña carpa que curamos y devolvimos enseguida al agua,
comenzaba bien el día y ya esperábamos la segunda picada, la suerte volvió a
sonreírnos y no tuvimos que esperar mucho tiempo a que se produjese, esta vez
fue Xoxi el encargado de hacerse con la pieza, con paciencia y buen hacer llevo
hasta la sacadera otra carpa muy similar a la primera, se trataba de una royal
muy bonita, las bolas caseras de fresa del Chato se estaban mostrando
intratables hasta el momento.
Las sensaciones eran muy positivas, llevábamos relativamente
poco tiempo en la orilla y ya contábamos con múltiples picadas, se habían
escapado unas cuantas y dos de ellas si habíamos logrado llevarlas hasta la
orilla. Fue tomándose un respiro y un café calentito cuando el amigo Ouh Yeah
tuvo que salir cual rayo ante la presencia de una nueva picada en una de sus
cañas, después de clavarla y luchar un rato con el pez, no hay que dejar de
mencionar que venden cara su derrota y cuesta arrimarlas hasta la orilla,
siendo éste momento en el que terminan de ofrecer la máxima resistencia
buscando zafarse del anzuelo prendido en sus bocas, finalmente Miguel sumó su
segunda captura de la jornada y pudo fotografiarse con su peleona amiga, poco
después se estrenaba el Chato haciéndose con su primera captura, un bonito
ejemplar que no pudo resistirse a una de sus bolas de coco, todo un bocatto di
cardinale.
Mientras el Capi se ponía manos a la obra sirviéndonos
exquisitos platos a lo largo del día, decidimos cambiar los cebos que no
estaban dando resultado y que por el motivo que fuese no querían ese día los
peces, había un par de chato’baits que estaban funcionando muy bien y había que
aprovecharlo a la par que probábamos nuevos sabores, fue en uno de esos
instantes cuando Miguel logró una nueva captura, apenas llevaba unos minutos en
el agua una de sus bolas caseras de Kiwi cuando una carpa no pudo resistirse a
darle un tiento, se había acertado con el cambio de cebo, ¡¡¡Ohh nena sí!!!.
Despacio pero sin pausa las capturas se sucedían, algunas de
ellas se escapaban por el camino y otras no se clavaban bien y se zafaban del
engaño, pero en otras ocasiones la suerte se aliaba con nosotros y lográbamos
hacernos con las piezas, Xoxi y Miguel continuaban con su particular mano a
mano y no daban tregua, dos carpas más para el casillero que no se pudieron
resistir a un chato’baits de coco y la siempre contundente sk-30.
Casi sin tiempo para hacer las fotografías y poder dejar la
sacadera secarse volvíamos a tener nuevas picadas, mientras unos terminaban de
colocar las cañas ya teníamos a otro con su captura esperando inmortalizar la
estampa, como el amigo Chato con esta preciosa carpa sacada con la ayuda del
Capi.
Pero como no todo iba a ser cocinar ni ser ayudante de
sacadera el Capi también tuvo tiempo para sacar algún ejemplar por su propia
cuenta, a la par que Xoxi seguía con su ritmo imparable de capturas y se alzaba
con una nueva pieza que no quiso dejar pasar la ocasión para probar una
magnifica bola de SBS, el C1.
La mañana se había marchado casi sin avisar, en breve
estaríamos comiendo, hacía tiempo que el aire presente en el ambiente había
desaparecido, la mañana se estaba tornando calurosa y por momentos era
necesario buscar el cobijo de una buena sombra para no sobrecalentar la sesera
en demasía, lo que no suponía impedimento alguno para seguir disfrutando de la
sesión con nuevas capturas.
Antes de sentarnos en la mesa para comer y debido a que la
actividad del pez había menguado decidimos aprovechar la coyuntura para recebar
los puestos con la intención de que estuvieran durante la tarde en su punto
álgido, unas bolas de engodo que teníamos preparadas de minutos antes fueron
junto a los tacos remojados fueron los cebos elegidos para tal fin, con ayuda
del barco cebador no tardamos mucho en poder finiquitar la tarea.
Fue justo al estar el lugar recebado cuando tocaba liarse de
lleno con los macarrones salvajes que el Capi había preparado con esmero la
última hora y que tenían una pinta esplendida, una vez más, hizo honor a su
buena fama de maestro culinario y el personal se puso hasta la bola, en apenas
unos minutos la pasta había desaparecido de la sartén y tocaba ya conformarse
con la ensalada.
Poco a poco se acercaba el final y apurábamos nuestros
últimos instantes en la orilla, en poco tiempo se producirían las últimas
picadas de la sesión, Xoxi que ya no recordaba el número de capturas obtenidas
se hacía con la penúltima de su lista particular, un chato’baits de fresa fue
el culpable de ver como aumentaba su casillero de capturas, una foto con el
pez, un poco de antiséptico y de nuevo al agua, tanto la pieza como el montaje
de la caña, mientras el Chato también tocaba escama y se fotografiaba con otra
carpa engañada con un boilie de Source.
Sin darnos cuenta estaba espirando la tarde, como el día
había sido entretenido y se había sacado algún que otro pez poco a poco fuimos
desmontando el campamento base y recogiendo el equipo, terminamos la sesión con
una carpa llevaba hasta la moqueta por el peque del grupo, el Xoxi se lo pasó
en grande, y con un doblete de Miguel y el Chato que supuso la guinda al cierre
de la jornada, no hubo más picadas, recogimos todo el equipo y emprendimos el
camino de regreso a casa, una vez más reinó un ambiente modélico y
espectacular, lo pasamos en grande, comimos bien, logramos múltiples capturas,
no se puede pedir mucho más, enhorabuena a todos los compañeros por las piezas
obtenidas y espero que nos volvamos a reunir pronto pues el día fue magnífico.
Aquí concluye el relato de lo acontecido en la primera visita a Encinarejo, os
emplazo a que en unos días veáis que tal se dio la segunda inclusión del Chato en
el embalse, continuará……
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